El desencuentro, que ha crecido en la última semana, podría incluso inmortalizarse en una foto: la de la ausencia de Díaz Ayuso en la mesa de presidentes autonómicos de la convención nacional del PP el 2 de octubre en Valencia. Si finalmente su viaje a Estados Unidos hace que no asista, será la única que quede fuera de la instantánea.
Después de que el presidente del PP, Pablo Casado, introdujese en la pugna por el poder de la formación al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, la presidenta madrileña ha dejado atrás la cautela inicial con la que, tras confirmarse su candidatura, evitaba el debate orgánico.
Con el Palacio de Fuensalida, en Toledo, como escenario, deslizó ya el viernes el argumento con el que desde su entorno apuntalan su decisión: el de Madrid es el único partido que no está liderado por un presidente autonómico y el objetivo es devolver la normalidad.
Ayuso explicitó en público los motivos para presentarse después de que Génova se abonara a la tercera vía: que un tercero -ni alcalde, ni presidenta- lidere la organización para asegurar que las tareas de Gobierno no restan músculo al partido.
«Soy mujer y puedo hacer dos cosas a la vez», replicó la presidenta y este lunes ha buscado marcar los tiempos, cuando ha pedido que el congreso sea pronto para que los candidatos a alcalde que elija la nueva dirección tengan tiempo de asentarse antes de las elecciones de 2023.
Para desmontar el argumento de Génova, Ayuso ha tirado además de datos: los mejores resultados del PP madrileño los cosechó Esperanza Aguirre en pleno 15M, cuando era presidenta de la Comunidad de Madrid y del partido.
También Aguirre lo ha recordado y además, en una entrevista con El Mundo, ha lanzado críticas hacia la dirección de Génova, donde cree que hay «niñatos intoxicando», como también los ve en el equipo del alcalde de Madrid.
Las palabras de Aguirre no han gustado en Génova, donde crece la incomodidad con el ruido generado desde la Puerta del Sol, sede de la presidencia madrileña.
Aunque la máxima de la dirección nacional es acallar el debate sobre Madrid, porque no toca y no tocará hasta el primer semestre de 2022 -por mucho que Ayuso le haya entrado la prisa- el número dos del PP, Teodoro García Egea, no ha querido dejar sin respuesta el dardo de Aguirre.
De la expresidenta madrileña ha dicho que hace mucho que la exdirigente no pasa por Génova y que en algo coinciden: «Lo que destrozó al PP de Madrid fue la corrupción». Más templado, Casado ha restado importancia a sus palabras y ha apuntado que no sabe si la exdirigente se referiría a Nuevas Generaciones.
A meses del congreso y con los reproches a flor de piel, en su última intervención pública, en Cope, Casado ha dicho que si al ser preguntado por Madrid aludió tanto a Ayuso como a Almeida fue por hacer una «referencia amistosa» para decir «no toca», y que no estaba terciando.
La prioridad ahora es la convención nacional, repiten en Génova. Y sin embargo, la pugna por Madrid puede ensombrecer este hito del partido.
Ayuso no estará en la parada madrileña -la convención recala en los territorios donde gobierna el PP- y podría no llegar tampoco a Valencia, por estar de gira en Estados Unidos. Ha dicho que lo intentará, pero que su Gobierno es lo primero. En Génova no tienen tampoco garantía de que acuda.
La presidenta ya ha pedido que si no va, no se interprete como un «desaire». No es del PSOE, ha ironizado, pero el choque de agendas augura ríos de tinta.
En Sol no parece preocupar. No barajan pasos atrás, aunque sí ven con buenos ojos una posible candidatura de consenso, con una salvedad: la cabeza de lista, Ayuso, no está en debate. EFE
María López