El presidente del Consejo autonómico de Colegios Profesionales de Veterinarios de Castilla y León, Luciano Díez, ha hecho este miércoles una llamada a la tranquilidad ante el brote de gripe aviar detectado en Segovia esta semana, al descartar el riesgo de pandemia, si bien ha pedido extremar la vigilancia.
Por medio de un comunicado, Díez ha recordado que la gripe aviar es una enfermedad contagiosa que afecta a todas las aves y se transporta de un lado a otro del mundo con las migraciones que hacen en las distintas épocas del año en busca de zonas más cálidas.
«En España hay un sistema de vigilancia precisamente para detectar la entrada de algún ave enferma; se vigilan las lagunas y los humedales y se analizan los animales enfermos o muertos para descartar el virus», ha explicado Díez.
Precisamente, en esos análisis preventivos se habían detectado casos ya en Lérida, Palencia y Ávila en aves silvestres muertas.
El virus detectado en la granja de Segovia, ha explicado Díez, es «muy infeccioso para las aves de corral y de alta mortalidad para ellas pero no está adaptado para la transmisión a los humanos, por lo que normalmente sólo por un contacto directo y continuado con las aves cabe alguna posibilidad de llegar a enfermar de esta gripe».
De hecho, el presidente autonómico de los veterinarios ha recordado que este año ya se había comunicado un caso de persona afectada en Inglaterra pero no se han producido contagios.
«El virus no se ha adaptado todavía para infectar a las personas y que estas a la vez infecten a otras, con lo cual hay que estar de momento tranquilos porque se están tomando las medidas adecuadas para controlarlo», ha recalcado el presidente del Consejo de Veterinarios de la Comunidad.
En este sentido, Diez ha subrayado que como cualquier enfermedad infectocontagiosa de esta categoría, los servicios de veterinaria de la Junta de Castilla y León ya han tomado las medidas oportunas y tienen aislada esta granja estableciendo dos anillos de control alrededor de ella, uno de 3,5 kilómetros y otro de 10.
«En ese espacio, se inmovilizan los animales y, si hay positivos, se eliminan y desinfecta la zona. Posteriormente, se sigue muestreando y analizando y si transcurrido un mes no se encuentra un nuevo positivo en esa área de control, se puede considerar que ha desaparecido el riesgo en esa zona, aunque hay que seguir vigilando porque tenemos aves que han llegado de todo el mundo a invernar», ha apuntado Diez.
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