Consciente de la dificultad, Feijóo ha defendido, sin embargo, que le «sobra rol» para ejercer la responsabilidad del liderazgo de la oposición «ya sea en una Cámara en representación de Galicia como senador autonómico o en la sede del principal partido de la oposición». Defensor del procedimiento y los formalismos, Feijóo ha abierto la puerta a su llegada al Senado antes de que el cónclave de los populares le proclame presidente los días 1 y 2 de abril. A partir de ese momento deberá dejar la presidencia de la Xunta y del PP gallego. En la Cámara Alta podría ser senador por designación autonómica, lo que apartaría a uno de los dos senadores elegidos por el Parlamento gallego, Elena Muñoz o Juan Carlos Serrano. El siguiente paso es la portavocía, un cambio que obligaría a dar un paso al lado a Javier Maroto. Como portavoz del PP en el Senado, Feijóo tendría la oportunidad de preguntar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, una vez al mes, salvo que el jefe del Ejecutivo no pueda acudir por cuestiones de agenda. El duelo parlamentario de la Cámara Alta es distinto al del Congreso. La sesión de control es por la tarde y tanto el Gobierno como la oposición tienen intervenciones de siete minutos, por lo que el intercambio dura catorce minutos frente a los cinco del Congreso.
Feijóo podría además acudir como senador a los plenos del Congreso, epicentro de la vida política nacional, pero sin tomar la palabra.
Sí podría hacer declaraciones ante los medios, ser el presidente del grupo parlamentario y hacer uso de un despacho. Como jefe de la oposición tendría además un trato protocolario que le situaría según el Real Decreto 2099/1983, como décimo quinta autoridad del Estado.
En la historia parlamentaria hay, además, un precedente en el que un senador, el entonces líder de Alianza Popular (AP), Antonio Hernández Mancha, pidió participar en el debate del estado de la nación.
Ocurrió en 1987. La Mesa del Congreso no lo permitió y, ante la negativa, AP presentó una moción de censura contra Felipe González con Hernández Mancha como candidato.
El debate acabó con su carrera política y Manuel Fraga recuperó el mando de la formación para refundarla como Partido Popular.
Este antecedente negativo obstaculiza que Feijóo intente esta estrategia para lograr el cara a cara con Sánchez en este debate, que no se celebra desde 2015 y que se convocará en el primer semestre de este año.
A su llegada a Madrid, Feijóo tendrá que establecer una nueva cúpula en su partido y reorganizar a sus 88 diputados y sus cien senadores. El todavía presidente de la Xunta ya se está informando sobre sus trayectorias para buscar a los mejores.
En el Senado se sientan muchos nombres vinculados a los Gobiernos de Mariano Rajoy y en el Congreso abundan los diputados jóvenes, fichajes de Casado. Además, el adiós del todavía líder del PP y su guerra con Isabel Díaz Ayuso han generado varias familias.
En el Congreso sigue por el momento Casado, que se despidió del hemiciclo, pero no ha revelado si volverá como diputado raso.
Sí mantendrá el acta Teodoro García Egea, el ex número dos de Casado, que al dimitir como secretario general anunció que mantendría su escaño, a pesar de que muchos le responsabilizan de la implosión del PP.
También se sienta en la bancada popular Cayetana Álvarez de Toledo, cesada por Casado como portavoz. Y al frente de todos está por el momento Cuca Gamarra, coordinadora general del partido, portavoz y uno de esos currículums que Feijóo podría mantener.
El de Feijóo no es el primer caso de un líder de la oposición que está fuera del Congreso, ocurrió ya con Pedro Sánchez, en el periodo que pasó desde que recuperó el liderazgo del PSOE, en 2017, hasta que en 2018 su moción de censura tumbó a Mariano Rajoy.
Sánchez tenía entonces despacho en Ferraz y Feijóo lo tendrá por el momento en la séptima planta del número 13 de la calle Génova de Madrid, donde el Partido Popular mantiene su sede a pesar de que Casado anunció una mudanza.
Está por ver si el nuevo presidente del PP cambia o no la dirección postal del partido, que además de romper con un pasado de corrupción buscaba con esta operación reducir sus costes.
Relanzar la oposición frente a Sánchez será una tarea compleja. Por el momento Feijóo se ha abierto a pactos de Estado, lo que remite a la renovación pendiente del Consejo General del Poder Judicial.
Por delante tiene menos de dos años para erigirse en alternativa a Sánchez, repletos eso sí de citas con las urnas en autonomías y ayuntamientos. EFE
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