La cúpula de ERC acordó con su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, que el partido debía desmarcarse de los supuestos vínculos del entorno del expresident Carles Puigdemont con Rusia, pero no pactó en ningún caso las palabras y el tono que acabó utilizando, según han explicado a EFE fuentes republicanas.
Las duras críticas de Rufián a los contactos del entorno del expresident Carles Puigdemont con Rusia desataron ayer martes una crisis con JxCat, que exigió una «rectificación urgente» y tildó al portavoz republicano de «miserable».
The New York Times publicó el pasado septiembre un reportaje que señalaba que el jefe de la oficina del expresident Puigdemont, Josep Lluís Alay, exploró el apoyo de Rusia al «Procés» y se reunió en Moscú con funcionarios rusos, exagentes de inteligencia y el nieto de un espía de la KGB; unas informaciones sobre las que han insistido en los últimos días El Confidencial y El Periódico.
«Creo que son señoritos que se paseaban por Europa reuniéndose con la gente equivocada, porque así durante un rato se creían que eran James Bond. No nos representan. Y me estoy conteniendo, porque es de una frivolidad terrible», denunció Rufián en el Congreso ayer.
Pero este mediodía Rufián ha pedido «disculpas» por si su «contundencia molestó a según quién», y ha justificado su «vehemencia» en que el independentismo se juega su «credibilidad» y «de ninguna manera debe alinearse» con el gobierno ruso.
Según diversas fuentes republicanas consultadas por EFE, la dirección de la formación había pactado con Rufián que ERC debía desmarcarse de cualquier tipo de vínculo con Rusia.
De hecho, hasta fecha de hoy, la posición oficial de ERC y sus dirigentes, al responder sobre esta cuestión, era la de afirmar que la estrategia del independentismo a nivel internacional debe pasar por estar al lado de las democracias occidentales.
Por ello, según diversas fuentes, aunque el fondo de las declaraciones de Rufián podía ser compartido por el partido, en el sentido de desmarcarse de cualquier vínculo con el gobierno de Vladimir Putin, sí admiten que tanto el tono como las palabras utilizadas por el portavoz en el Congreso fueron una elección propia de Rufián y no se habían acordado con la dirección.
Aunque públicamente el partido ha evitado desautorizar a Rufián, varias fuentes admiten que sus palabras causaron sorpresa interna, ya que se desmarcaban de la línea marcada por el partido en las formas, que reconocen que fueron poco afinadas.
El único posicionamiento público del partido sobre esta polémica fue ayer la de portavoz adjunta en el Parlament, la exconsellera Meritxell Serret -quien formó parte del Ejecutivo de Carles Puigdemont-, que aseguró que su formación siempre buscará alianzas internacionales con actores «plenamente democráticos».
Serret evitó «entrar a valorar las declaraciones de otras personas», rehusando así desautorizar a Rufián, como exigía JxCat; y reiteró que ERC siempre estará «al lado de la democracia y los derechos humanos» y que «la república catalana es un proyecto basado en valores y principios democráticos».
Esta mañana, el grupo parlamentario de JxCat ha registrado una petición de comparecencia de Rufián ante la Comisión de Asuntos Institucionales del Parlament para que informe «sobre las acusaciones y difamaciones que vinculan el independentismo con Rusia».
Y, en paralelo, en declaraciones hoy a Rac1, Josep Lluís Alay, jefe de la oficina del expresident Puigdemont, ha negado haber pedido apoyo ruso o armenio al proceso independentista y ha instado a ERC a desmarcarse de las críticas de Rufián para no avalar el «relato de fantasía» del CNI.