El cambio horario se estableció en los países de la UE para ajustar la jornada laboral con las horas de luz natural y conseguir así un ahorro energético importante al consumir menos electricidad pero, a día de hoy, son cada vez más los expertos que rechazan esta justificación por considerar irrelevante su actual impacto económico en un marco social muy diferente por los avances tecnológicos y la expansión del teletrabajo.
De hecho, esta medida se aplica sobre todo en Europa y Estados Unidos, pero en la mayoría de los países del mundo no se cambia la hora y, en el país norteamericano, dejará de hacerse probablemente el año próximo si el Congreso estadounidense aprueba la iniciativa que este mismo mes obtuvo luz verde en el Senado para terminar con esta práctica en noviembre de 2023.
Las negociaciones para resolver la cuestión, tanto en España como en la UE, permanecen estancadas desde que la Comisión Europea presentara una propuesta sobre ello en 2018, tras una encuesta en la que un abrumador 81 % de los europeos que participaron se mostraron a favor de fijar un horario definitivo.
El nuevo horario que arranca ahora se mantendrá hasta el 30 de octubre, cuando se recuperará esta hora con el regreso del horario de invierno, según las disposiciones oficiales. EFE.
A.M.