El enfado de miles de transportistas se ha hecho notar este viernes en el Paseo de la Castellana de Madrid, donde se han manifestado para denunciar las dificultades que atraviesan ante la subida del precio de los combustibles y han lanzado una advertencia: están dispuestos a seguir con su protesta.
«Podemos aguantar el paro varios meses más», han coincidido en comentar varios camioneros en declaraciones a Efe en el marco de una ruidosa manifestación en el que el principal objetivo de sus críticas ha sido la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, a la que reclaman su dimisión pese a que finalmente ha aceptado recibirles esta tarde.
En el extremo contrario se situaba el líder de la plataforma convocante del paro, Manuel Hernández, a quien han vitoreado al grito de «presidente» y han tratado poco menos que como un ídolo de masas, continuamente felicitado por los asistentes.
Los participantes en la manifestación -unas 5.000 según la Policía, y entre 10.000 y 20.000 según otras fuentes- eran en su inmensa mayoría autónomos, con uno o varios camiones a su cargo, para quienes estar parados les supone prácticamente el mismo beneficio que trabajar, ya que aseguran que los precios que reciben por sus servicios ya no cubren costes.
«Es un auténtico cachondeo que no escuchen a la auténtica parte que ha convocado el paro (…) Es ilegítimo», ha denunciado poco antes de que se confirmara la reunión con la ministra el coordinador de la Plataforma en Sevilla, Manuel Amuedo.
Amuedo ha subrayado que la clave para que retomen la actividad pasa por ese encuentro presencial, ya que la Plataforma debe ser considerada como el interlocutor válido, más allá incluso de las medidas a aprobar, que ha situado en un segundo plano.
Sobre sus propuestas, ha incidido en que lo principal es garantizar que legalmente los transportistas cubran sus costes, y acusa tanto a intermediarios como grandes operadores de quedarse con un porcentaje muy superior al de los camioneros.
Entre los manifestantes ha habido desde padres de familia hasta personas cerca de la edad de jubilación, pero también mujeres -franca minoría en el sector- y jóvenes recién llegados a la profesión, a menudo por herencia familiar.
Es el caso de Ángel, de 23 años, que comenzó a trabajar con su camión hace siete meses y a día de hoy afirma que no sabe si podrá mantenerse en el oficio.
También ha asistido a la concentración Sergio, camionero de Sevilla de 27 años que ha declarado haber «mamado» desde pequeño la profesión en casa, pero ya no descarta un cambio.
Las dudas sobre si continuar o no subidos al camión no sólo corresponden a los más jóvenes, ya que entre los manifestantes de mediana edad también son muchos los que han alertado de que si la situación se mantiene, se plantearán dejar atrás el mundo del transporte.
Del sueldo de los transportistas viven familias como la de Juan y María, propietarios de cuatro camiones, que han acudido hoy a la concentración con su hija de 12 años: «No nos da para subsistir», han lamentado.
Aunque la presencia femenina no ha sido mayoritaria, las camioneras se han agrupado para «unir sus voces» y poder demostrar su presencia en el sector.
Entre ellas se encontraba Elisa, camionera de 61 años que ha pedido entre otras medidas que se escuchen sus reivindicaciones.
Javier, transportista de 35 años, es uno de los muchos presentes que todavía está pagando el camión con el que trabaja, por lo que ha considerado imprescindible establecer un límite de 30 días para recibir el ingreso por sus servicios.
Según los cálculos de algunos camioneros, un vehículo nuevo cuesta en torno a 100.000 euros -dependiendo del tamaño- y uno de segunda mano puede salir por cerca de 30.000, lo que les exige estar hipotecados durante años.
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