El último Informe Anual de Seguridad Nacional 2019, aprobado el pasado 4 de marzo por este departamento ubicado en un búnker en la Moncloa que asesora al presidente del Gobierno, dedica un apartado a la contrainteligencia y advierte de que en los últimos años «varios servicios de inteligencia han ampliado su presencia en España, cambio que ha provocado un notable incremento de sus actividades».
El informe, en el que participa el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), indica que «se han detectado intentos de aproximación y captación sobre ciudadanos españoles y extranjeros vinculados con actividades desarrolladas en los ámbitos políticos, religiosos y empresariales, o bien relacionados con instituciones de las que España forma parte»
Uno de los aspectos en los que han aumentado sus esfuerzos estos servicios secretos, cuyos países no menciona el informe, es la adquisición de información en los ámbitos científico y tecnológico, y destaca que usan «coberturas diplomáticas, empresariales o periodísticas» para conseguir resultados.
El informe indica que un reto importante para el CNI es, precisamente, detectar intentos de captación de españoles, «sobre todo en instituciones vinculadas a la Seguridad Nacional y con organismos supranacionales fuera de España».
El DSN también muestra su preocupación por la «aproximación» por parte de estos servicios de inteligencia extranjeros a policías, guardias civiles o militares para acceder a información de bases de datos con información sensible.
Además, el Departamento de Seguridad Nacional avisa de que el contraespionaje ha incrementado de forma notable sus operaciones «dirigidas a deteriorar la imagen que tiene la ciudadanía española sobre las Fuerzas Armadas».
Uno de los caminos, dice, que estos servicios secretos han convertido en «práctica habitual» para obtener información es el ciberespionaje, por lo que el DSN cree que hay que reforzar la cooperación internacional y desarrollar técnicas para prevenir estos ataque cibernéticos en ministerios y entidades económicas nacionales.
Otra de las tendencias que detecta en el ámbito el espionaje es la influencia en los procesos políticos y sociales en Europa y en España, con acciones de desinformación que buscan la polarización social.
De hecho, el DSN ha constatado que en las diversas elecciones celebradas en España en 2019 «se han detectado actividades de manipulación informativa», aunque no han constituido, añade, «campañas sostenidas o masivas de desinformación».
El informe publicado antes de la declaración de la pandemia del coronavirus analiza, con la ayuda de los ministerios y el CNI, las 15 amenazas para España contenidas en la Estrategia de Seguridad Nacional durante el año 2019, con sus tendencias y retos, una de ellas la «seguridad frente a pandemias y epidemias».
A este respecto, se fija como objetivo para 2020 «adoptar planes de preparación y respuesta ante riesgos sanitarios» bajo el principio de coordinación entre el Gobierno y las comunidades autónomas, así como con organismos internacionales como la OMS y la UE.
El informe alertaba del riesgo de epidemias por «los cambios globales en las últimas décadas, con el incremento y envejecimiento de la población; el volumen creciente de viajes internacionales y la circulación transfronteriza de mercancías; los nuevos sistemas de producción y formas de consumo; los residuos generados y el cambio climático».
Por primera vez, el documento incluye un análisis de riesgos en el que participaron 116 expertos de la Administración, el sector privado y los campos de la ciencia y la investigación, en el que destacaban tres principales para 2020: la vulnerabilidad del ciberespacio, el espionaje y la inestabilidad económica y financiera.
Las epidemias y pandemias aparecen en ese mapa, pero los expertos situaban este riesgo como el segundo menos probable tras la proliferación de armas de destrucción masiva y auguraban que, de ocurrir, causaría un impacto medio-alto.
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