viernes, noviembre 22, 2024
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El endurecimiento de las restricciones anticipa un nuevo estado de alarma

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Con los «toques de queda» como último bastión antes de la línea roja del confinamiento domiciliario, el País Vasco, Cataluña, Asturias, Extremadura, La Rioja, Navarra, Castilla-La Mancha y Melilla se han unido a la demanda, que cuenta con el apoyo de Cs, cuya líder, Inés Arrimadas, ya ha ofrecido los diez votos de su partido para aprobarlo en el Congreso y ha emplazado al líder del PP, Pablo Casado, a que se sume.

Otras comunidades, como Andalucía, Castilla y León, C.Valenciana o Murcia, están a la espera de que sus tribunales superiores autoricen o no sendos «toques de queda» nocturnos. También la Comunidad de Madrid ha decidido aplicar una limitación de actividad y reuniones, pero no de movimientos, entre la medianoche y las 6 de la mañana, a la vez que alarga el horario de la restauración.

Sánchez ha aludido al estado de alarma en una declaración institucional -con tono y gestos de primera ola y apelaciones a la unidad y la disciplina social- en la que ha advertido de que vienen «meses muy duros» y de que no hay otro camino que reducir contactos y desplazamientos más de lo que han hecho hasta ahora las autonomías, concentradas en dosificar las medidas y evitar las más expeditivas.

La situación epidemiológica es grave, lo es desde hace muchas semanas; de hecho ya lo habían vaticinado los expertos a la vista de la crudeza del verano. Este viernes se han consignado 19.851 casos y 231 fallecimientos. La incidencia por 100.000 habitantes en los últimos 14 días es de 361,66 con once autonomías por encima de esa media. Las hospitalizaciones se elevan a 14.539, 2.031 en la UCI.

«La situación es grave y es preciso actuar con determinación», ha dicho Sánchez, que ha añadido: «Debemos adoptar las medidas necesarias para frenar los contagios causando el menor daño económico posible y las menores restricciones para las libertades personales. Y estamos listos para adoptar todas y cada una de las medidas».

Tras insistir en que España está ahora mejor preparada respecto al pasado 14 de marzo, cuando se decretó el primer estado de alarma, el presidente del Gobierno, sin anunciar ninguna medida, ha abogado por «buscar el equilibrio» entre la salud pública, las repercusiones sociales y la garantía de derechos y libertades.

ESTADO DE ALARMA AUTONÓMICO

Poco después de la intervención de Sánchez, el lehendakari, Iñigo Urkullu, pedía la declaración del estado de alarma para su aplicación en toda España por un período inicial de 15 días, cuyo mando y gestión quedaría en manos de los presidentes autonómicos de manera coordinada.

Urkullu ha justificado la petición por el aumento de casos, las limitaciones jurídicas con que se está encontrando su Gobierno y la «alta probabilidad» de que sea necesario adoptar en próximas semanas medidas más expeditivas. Su extensión a toda España la ha argumentado con la movilidad interregional y la transmisión comunitaria.

La misma petición han hecho el vicepresidente de Cataluña, Pere Aragonès, el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, el de Asturias, Adrián Barbón, la de La Rioja, Concha Andreu, la de Navarra, María Chivite, el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el de la ciudad autónoma de Melilla, Eduardo de Castro (Cs).

El «toque de queda», vigente ya en Francia, Italia o Bélgica, ha sido en buena medida el desencadenante del debate sobre el estado de alarma, después de que la Comunidad de Madrid lo pusiera fugazmente sobre la mesa y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, recogiera la propuesta y pidiera «apoyos claros» para poder aplicarlo.

Precisamente Madrid, que rápidamente recogió velas como en otras ocasiones, ha vuelto a desmarcarse del resto de comunidades al presentar este viernes su plan para afrontar la epidemia cuando venza a las 16.47 horas del sábado el estado de alarma decretado hace 15 días por el Gobierno.

El particular «toque de queda» de Madrid no prohíbe lo más característico de esta medida, la movilidad, sino solamente las reuniones sociales de 12 de la noche (nuevo horario ampliado de cierre de los bares) a 6 de la mañana. El confinamiento perimetral se sustituye de nuevo por la restricción de movilidad en 32 zonas básicas de salud con más de 500 casos por 100.000 habitantes.

Ni los «toques de queda» ni los confinamientos perimetrales son para epidemiólogos y expertos en salud pública medidas que por sí solas puedan doblegar una curva tan pronunciada como la que describe la epidemia actualmente en España, y consideran que hacen falta mayores y más duras restricciones y sobre la movilidad y el contacto social.

De hecho, hay cada vez más expertos que consideran este tipo de actuaciones frente a la transmisión comunitaria descontrolada meros parches y que se muestran partidarios de medidas «radicales», como un confinamiento domiciliario de entre siete y diez días para frenar en seco la transmisión.

En cualquier caso, llegar a una incidencia de 30 contagios, como hoy planteaba el presidente del Gobierno, tal y como están las cosas parece una misión casi imposible, que no sólo precisa de tiempo, sino de menos dudas y debates y más dedicación y empeño.

 

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