“Pío García escudero, José Manuel Fernández Norniella y Ricardo Romero de Tejada eran los conocedores de la financiación del PP. En periodo de elecciones generales quien estaba al cargo era Rodrigo Rato, como número dos de la candidatura”. Guillermo Ortega declaró ayer en la Audiencia Nacional en el juicio por el Caso ‘Gürtel’ como exalcalde de Majadahonda. Sin embargo, es difícil abstraerse de que Ortega además fue secretario de Organización del PP de Madrid y responsable de varias campañas electorales del PP madrileño.
En ese contexto es aún más reveladora la narración de su encuentro fortuito con Álvaro Lapuerta y su íntima amiga, la concejala de Madrid Carmen Rodríguez Flores en el restaurante Club 31. “Te han echado –del Ayuntamiento de Majadahonda– por idiota, porque Joaquín (Molpeceres) ha denunciado a Lapuerta que no le estabas adjudicando ninguna obra”.
Lapuerta era el jefe de Bárcenas, y Joaquín es Joaquín Molpeceres, presidente de Licuas y Coalsa, que no son cualquier empresa. Es fácil ver fotos de Molpeceres con la flor y nata del PP de Madrid. Su nombre, mal escrito, figura en los célebre papeles de Bárcenas. Guillermo Ortega ha relatado al Tribunal que recibió la llamada de Lapuerta para pedirle que adjudicase contratos municipales a empresas que colaboraban con el PP: «Es verdad que recibo una llamada, al principio, de Álvaro Lapuerta, pidiéndome que a las empresas Licuas y Coarsa les intentase echar una mano en todo lo que fuera posible, porque era gente que colaboraba con la casa»
Cuando el tesorero del PP le pide a un miembro de la organización más íntima del partido que de obras a un empresario, no lo está haciendo a un alcalde cualquiera, por más que Majadahonda sea una ciudad importante de la Comunidad de Madrid. Ortega, al que la Fiscalía pide 50 años de cárcel, que sucedió a Ricardo Romero de Tejada en el cargo, no adjudicó a Molpeceres ni a su grupo de empresas. Aguirre ha asegurado –hasta en un libro– que expulsó a ‘Willy’ “por corrupto”. Pero lo cierto, como recordó Guillermo Ortega al Tribunal, es que lejos de ser defenestrado, ascendió en el organigrama del poder a presidente del Mercado Puerta de Toledo, con rango similar al de viceconsejero.
Pero los sucesos que llevaron a Ortega fuera de la alcaldía de Majadahonda no fueron cualquier cosa. Uno de sus concejales, un hombre reciclado como paracaidista en Majadahonda desde el equipo de Rodrigo Rato, Narciso de Foxá, encabezó una rebelión y habló en nombre de Francisco Granados para legitimarse y destituir a Ortega como alcalde. Eran los días claves de una importante operación inmobiliaria con los terrenos de Paamasa. Tras el relato de Ortega subyace el hecho de que había enervado a varios conocidos recaudadores del PP. Lo suministradores de fondos de unas finanzas que controlaban os pesos pesados del partido en Madrid, García Escudero, Norniella y su antecesor Romero de Tejada. Los terrenos se concedieron finalmete de acuerdo al aparato, de la mano de Foxá, que decía hablar en nombre de Granados. Foxá sigue en el cargo. Solo Romero de Tejada se ha visto en problemas, a pesar del ruiudo mediático que provocó su figura, pero por un asunto extemporáneo a todo esto: está siendo juzgado en la sala de al lado de Gürtel por las tarjetas ‘black’ de Caja de Madrid.
En aquellos momentos, según ha relatado al Tribunal, Guillermo Ortega se consideraba “un hombre de partido”, por eso las desavenencias lo apartaron de la alcaldía, pero le proporcionaron una segunda actividad bien retribuida y con presencia social.