El expresidente de Bankia Rodrigo Rato asegura que en enero de 2012 el entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, le citó en su despacho y le indicó que una fusión con La Caixa, ya CaixaBank, debía llevarse a cabo «en las condiciones que estableciera la entidad y sin ayudas públicas».
En un artículo publicado en La Razón, Rato recuerda la creación de Bankia y añade que en octubre de 2011, cuando el banco entró a formar parte del IBEX-35, La Caixa (CaixaBank) les planteó la posibilidad de una fusión y en noviembre alcanzaron un acuerdo, que luego saltó por los aires porque la entidad catalana «quiso cambiar las condiciones».
A finales de 2011, rememora Rato, el PP llegó al Gobierno y en los primeros días de enero de 2012 De Guindos le citó en su despacho y le indicó que la fusión con La Caixa debía hacerse «en las condiciones que estableciera la entidad», algo que el entonces presidente de Bankia se negó a aceptar «sin buscar otras alternativas».
Poco después, De Guindos anunció que la banca española necesitaba 50.000 millones más en provisiones y semanas más tarde el Gobierno imponía por decreto parte de estos saneamientos, «una decisión que normalmente correspondía al Banco de España», añade Rato.
En marzo de ese mismo año, recuerda, De Guindos le citó a cenar para discutir los saneamientos de Bankia, un encuentro al que estaban invitados el Santander, el BBVA y La Caixa; según Rato, De Guindos le había amenazado con nacionalizar Bankia y el que luego sería consejero delegado del banco, José Sevilla, se presentó como representante de un posible inversor extranjero y se le permitió mirar las cuentas.
Después de eso, asegura que De Guindos le llamó por teléfono para pedirle más saneamientos, ya que «los del primer decreto no habían servido para calmar a unos mercados alarmados por sus propias declaraciones», y ya en mayo de 2012 se celebraron dos nuevas citas con los principales banqueros tras las cuales decidió presentar su dimisión como presidente de Bankia.
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