Cerrados desde marzo de 2020, los pasos fronterizos de ambas ciudades reabrirán a las 00.01 horas del próximo martes, pero solo para ciudadanos europeos o con permiso de residencia en la UE y para aquellas personas autorizadas a circular en el espacio Schengen.
Las demás categorías de personas deberán esperar al menos hasta el 31 de mayo, cuando se determinará el siguiente grupo de personas con permiso para acceder a las ciudades autónomas.
Presumiblemente, serán los miles de trabajadores transfronterizos legalmente reconocidos que cada día atravesaban las fronteras entre España y Marruecos, muchos de los cuales se han visto atrapados en el lado español durante estos dos años.
La responsabilidad de anunciar la reapertura ha recaído en el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien no ha precisado a partir de cuándo se podrá reanudar el tránsito de mercancías por estas fronteras, ni si se recuperará el paso libre de personas en virtud del Tratado de Buena Vecindad, firmado en 1956.
Ni el Ministerio de Interior ni el de Asuntos Exteriores dan mayor importancia al hecho de que la decisión marroquí de permitir la reapertura de las fronteras coincida con el aniversario de la avalancha de unos 10.000 irregulares contra las vallas de Ceuta y Melilla en represalia por haber acogido al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, en un hospital español.
Las fronteras se abrirán de manera selectiva y «por tramos», ya que España y Marruecos han acordado una apertura “gradual y ordenada”, cuyos pasos irán decidiendo los grupos de trabajo hispano-marroquíes determinarán las siguientes categorías de personas y mercancías que puedan transitar.
En el centro del debate se encuentra el libre paso de habitantes de las zonas marroquíes colindantes con las ciudades autónomas y el flujo de mercancías sin ningún tipo de control aduanero o fiscal, dos asuntos, la exigencia de visados o documentos de entrada y la activación de aduanas comerciales, que suponen en la práctica reconocer las fronteras y la soberanía española de ambas ciudades.
Según ha explicado la delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, el objetivo de España es establecer una frontera “propia del siglo XXI, que cumpla estándares de seguridad» en el paso de personas y mercancías y deje atrás las imágenes de porteadores cargando con bultos de contrabando o “comercio atípico”.
«Esas imágenes que conocíamos anteriormente con los miles de porteadores que pasaban por la frontera del barrio Chino o esa carretera de circunvalación totalmente ocupada por vehículos es una imagen del pasado», ha precisado.
Por su parte, el Ejecutivo ceutí que preside Juan Vivas (PP) ha manifestado que el «desenlace final de este proceso debe ser el establecimiento de una aduana comercial capaz de llevar a cabo operaciones de importación y exportación, así como la eliminación de la actual excepción a Schengen».
La adecuación de los pasos fronterizos en materia de seguridad es otro asunto que preocupa en ambas ciudades.
Así, hace unas semanas, la Asociación Profesional Justicia para la Guardia Civil (Jucil), mayoritaria en el cuerpo, alertó sobre el «caos» que puede ocasionar la inminente reapertura de la frontera por el peligro de que se produzcan nuevos «saltos» de miles de inmigrantes subsaharianos que permanecen desde hace meses en el lado marroquí y para cuya contención harían falta «no menos» de 200 agentes más de los que ya hay.
En su anuncio de este jueves, Grande-Marlaska ha asegurado que, para garantizar las necesidades de seguridad, el Ministerio del Interior ha reforzado los efectivos policiales tanto en Ceuta como en Melilla, aunque no ha precisado el número.
Tampoco se conocen detalles sobre los avances en la modernización de los pasos para convertirlos en una frontera «inteligente», unos trabajos que estarían muy avanzados en Ceuta y mucho menos en Melilla, donde está pendiente culminar la instalación en la valla de los denominados «peines invertidos», en sustitución de las concertinas, a los que se unirá la colocación de nuevas cámaras, algunas de largo alcance.
Además, el perímetro fronterizo en Melilla incorporará «de manera inminente» un nuevo sistema de vigilancia mediante drones que complementará el control aéreo que realiza el helicóptero de la Guardia Civil en su labor de impermeabilización frente a la inmigración irregular. EFE