La Fundación Madrina ha denunciado que están aumentando las colas del hambre, a pocos días de la llegada de la Navidad. Se aprecia un crecimiento de familias ucranianas, peruanas y colombianas para pedir comida también por la carencia de alimentación para lactantes y madres gestantes, que ya en pandemia sufrieron desnutrición, generando graves patologías en recién nacidos.
Tener un hijo en Madrid arroja a muchas familias a la pobreza y a estar en “situación de calle” pues los precios de los alquileres se han duplicado y los propietarios argumentan que “no se aceptan mascotas, ni niños, ni embarazadas”. Vuelve a aparecer, como en pandemia, el “mercado negro” de los “empadronamientos” que pueden llegar a los 300€.
Pobreza energética
Muchas familias solicitan estufas de gas, mantas, y también velas para evitar poner la luz, con ellas estudian los hijos por la noche. Se prevén más temporales y olas de frío, incluso nevadas, que pudieran agravar el escenario vital de las familias vulnerables, por todo ello, Fundación Madrina insta encarecidamente a las administraciones para que tomen medidas excepcionales y de emergencia para el control del precio y suministro del gas butano para estas familias vulnerables, especialmente de pueblos y de zonas marginales de ciudades.
El gas butano para estufas, para la cocina y para la nevera, se ha transformado en la energía básica de los pobres. Los paneles solares no cubren las necesidades básicas de estas familias y son muy caros de instalar, además, muchos han dejado de funcionar por la nubosidad. También escasea y ha aumentado de precio de las estufas de gas y las neveras de gas.
El gas butano, a pesar de estar regulado, ha pasado de costar 10.50 € la bombona de 12,5 kg. en 2009, a 11.27€ en 2016, y a 19.55 € en la actualidad, es decir, ha subido el precio regulado en 6 años un 73%, y seguirá subiendo.
Pobreza alimentaria
Asimismo, las familias vulnerables solicitan más alimentación infantil, especialmente leche maternizada, cereales, potitos y productos de higiene como pañales. Cabe reseñar que la alimentación infantil ha subido de precio y pone en riesgo la correcta alimentación de los bebés.
Los precios de los pañales, de los potitos y de cereales son inalcanzables para muchas familias, por ello, Madrina, ruega al legislador que controle y reduzca el precio de los alimentos básicos infantiles como bienes de primera necesidad que son.
Una familia media de 3 hijos, puede gastarse una media de 420 € mensuales, únicamente en la alimentación e higiene de sus hijos, gastando un 50% de pañales al mes, un 28% en leche maternizada normal (el bote de una leche especial es de 30 €), y un 22 % en potitos y cereales. Muchas familias con ingresos de 500 € al mes, o mileuristas con un solo salario, no pueden sobrevivir si además pagan alquileres, transporte y energía.
Cabe señalar, igualmente, que los bancos de alimentos están bajo mínimos porque se han reducido las donaciones privadas e institucionales, necesitándose ayuda urgente, al reducirse a la mitad el abastecimiento de estos bancos para las familias. Actualmente, las familias vulnerables de las ciudades vuelven a pasar hambre.
Pobreza alojamiento
Muchas madres solteras y familias vulnerables, nos indican la imposibilidad de alquilar habitaciones o viviendas con niños. Los propietarios indican que “no aceptan mascotas, ni niños, ni embarazadas”, por lo que tener un hijo en Madrid para muchas familias es sinónimo de pobreza y vulnerabilidad, por la imposibilidad de alquilar una vivienda.
Los precios se han duplicado, aparte de solicitar numerosas garantías como nómina, anticipos de 3 mensualidades y contrato de trabajo fijo, incluso simplemente para alquilar habitaciones.
Asimismo, vuelve a aparecer, como en pandemia, el “mercado negro” de los “empadronamientos”, habiéndose pagado hasta 300 €, ya solo por el empadronamiento de un año, los precios oscilan entre 50 y 150 €.
Otras familias vulnerables todavía viven en chabolas o poblados sin luz, poniendo en peligro la salud de personas de avanzada edad y de muchos niños, como Lourdes, un bebé que acaba de nacer en el poblado del sector 6 de Cañada Real, en la zona sin asfaltar.
En esa infravivienda, también vive otra menor adolescente gestante. Fundación Madrina les ha dado alimentos, canastilla y una estufa de gas con gas butano para que la recién nacida esté caliente.
Más familias vulnerables ucranianas, peruanas y colombianas
Este año se aprecian varios hechos muy graves para la Fundación Madrina, cuyo indicador es el incremento alarmante de familias vulnerables en las “colas del hambre” y en “situación de calle”.
Por una parte, se aprecia un aumento creciente de familias ucranianas en nuestro país, que han pasado de ser refugiados a la condición de mendigos, por el aumento de su vulnerabilidad social debido a la ausencia de ayudas unida a la no consecución de trabajo y el nulo acceso a la vivienda, estando condenadas a las “colas del hambre” y a “situaciones de calle”.
Por otra parte, la Fundación Madrina aprecia un aumento alarmante de familias peruanas y colombianas en las “colas del hambre” y en “situaciones de calle, igualmente, debido a la “chavización” o “venezuelización” de Perú y Colombia, y que se unen a la lista de países como Nicaragua y el Salvador, donde se aprecia un empobrecimiento muy rápido y grave de la sociedad, y un aumento de la violencia extrema contra la población, unido a un incremento de la inseguridad a través de la aparición, según verbalizan las familias, de grupos violentos que supuestamente están amparados y actúan con impunidad.
En este sentido, las familias peruanas que incrementan las “colas del hambre” de la Fundación Madrina denuncian extorsiones y violencia extrema contra personas, comerciantes y funcionarios, algunos de ellos abogados del estado.
Verbalizan que grupos violentos sin identificar, amparados e impunes, irrumpieron violentamente en sus despachos y comercios amenazando de muerte si no abandonaban sus puestos de funcionarios o sus establecimientos.
R.F