La Junta de Andalucía está estudiando diferentes medidas que tiene en sus manos para atajar el problema del turismo – o más bien de la masificación turística de la que sufren algunas ciudades, en particular Sevilla y Málaga. La que está sopesando en estos momentos es la de instalar de manera obligatoria sonómetros en viviendas orientadas hacia fines turísticos de manera que no rebasen una cantidad de decibelios determinada y pueda ser demasiada molestia para los vecinos. Esta medida ya lleva un tiempo implantada en Málaga, de hecho.
Sevilla y Málaga, la cuarta y sexta ciudad más grande de España y las dos más grandes de toda Andalucía de manera respectiva, son las más masificadas por el avance del turismo. Sobre todo Sevilla, que ha visto como muchas viviendas e inmuebles se han dedicado a la acogida de extranjeros y visitantes – lo que ha conllevado a un aumento de los precios en los establecimientos para aprovechar el ‘boom’ turístico.
Esto ha afectado en una doble vertiente a los vecinos de toda la vida. Por un lado les afecta al elevarse los precios de los establecimientos, además de algunos donde se ha percibido un descenso de la calidad dado que la sola imagen para el turista promedio es capaz de vender, logrando así más beneficio recortando gastos. También les afecta cuando se reduce las posibilidades de vivienda que puedan tener los sevillanos, siendo cada vez más los que deciden irse a vivir a pueblos fuera del término municipal del área metropolitana, como Dos Hermanas, Bormujos, Tomares o Camas.
El caso de Santa Cruz en Sevilla
Este problema se ve en particular en barrios como el de Santa Cruz, en pleno centro de Sevilla. Un barrio conocido por sus pasajes románticos y edificaciones que datan de la Hispalis árabe, manteniendo un encanto particular. No obstante, es también popular entre los turistas que buscan días de fiesta, como las despedidas de solteros o solteras. Es para este tipo de turismo en particular para el que se destinan estos sonómetros, aunque también pueden ayudar en situaciones más generales.
De hecho, en la actualidad los vecinos se molestan más del ruido que de las otras cuestiones según RTVE. No es para menos, pues en el barrio de Santa Cruz seis de cada diez viviendas son viviendas turísticas.
Y es que la contaminación acústica es cada vez un problema más grave, algo que se observa como es lógico en las grandes poblaciones. Ya en abril de 2022 el Hospital Universitario Virgen Macarena, cerca del centro de Sevilla, instaló sonómetros en sus instalaciones para controlar esta situación. Según los datos de Europa Press, en el Servicio de Otorrinolaringología de este hospital se incorporan cada año unos 200 pacientes por problemas de pérdida de audición.
Según el médico de este servicio Francisco Ropero, existen indicios de que en habitantes de grandes entornos urbanos se pueden observar casos de hipoacusia incluso 20 años antes que otros individuos que residan en zonas rurales, además de otros hábitos que puedan ser perjudiciales para la audición. La contaminación acústica también puede acarrear o agravar condiciones cardiovasculares, además de patologías de salud mental como es el caso de cuadros depresivos.
No solo se pueden encontrar en viviendas turísticas por Sevilla o Málaga, donde funcionan poniéndose en contacto con una central en Barcelona, así como hospitales. También están presentes en algunas partes de Huelva. De hecho, ya se llevan viendo sonómetros en esta localidad desde hace cerca de tres lustros.
Atajar los problemas relacionados con la masificación turística no solo es competencia de la Junta de Andalucía, sino también una forma de lidiar con problemas que pudieran agravarse en el futuro con un tema que ya genera descontento en sectores de la población.
En el caso particular de Sevilla, su correcta gestión puede verse también en clave electoral a menos de tres meses de las elecciones municipales. El actual gobierno del PSOE, con Antonio Muñoz en el asiento de la alcaldía, ha sufrido ataques al respecto no solo del PP de Sevilla con José Luis Sanz al frente, sino también desde otras fuerzas como Ciudadanos a través de su candidato Miguel Ángel Aumesquet.
¿Cómo funcionan estos sonómetros?
El funcionamiento de estos sonómetros es muy sencillo. Estos están funcionando de manera permanente, captando todo el nivel de sonido que les llega al mismo tiempo que están conectados a la central de la empresa a la que pertenecen. Cuando estos sonómetros detectan más decibelios de la cuenta, envían un aviso para recordar a los turistas el nivel máximo de ruido.
Estos sonómetros serían instalados en las viviendas turísticas en salones o puntos clave de la casa, en función de la estructura de la misma. Ahora bien, si los avisos de los sonómetros no son suficientes o son ignorados por parte de los turistas que se pasen de vueltas con el ruido que emiten, una autoridad podría personarse para que se reduzca el ruido.
En teoría, los márgenes máximos en los que deberían trabajar los sonómetros son los mismos de las áreas de sensibilidad residencial, tal como marca la Guía de Contaminación Acústica de la Junta de Andalucía. Es decir, un límite máximo de unos 55 decibelios durante las horas del día y un límite de 45 decibelios para las horas nocturnas, en las que la mayoría de los vecinos tratan de descansar. A partir de 70 decibelios se considera que el ruido puede ser perjudicial para la salud humana, algo que se puede superar en condiciones de tráfico denso en cualquier ciudad.
Ya en el Ecobarómetro de 2010 el ruido se consideraba por parte de la ciudadanía como el problema más importante a escala local, por encima de otras cuestiones que preocupaban a los andaluces. No solo del turismo, sino también procedentes de actividades recreativas, el transporte, la construcción (esto afecta al horario para realizar obras o construcciones) o actividades industriales. También lo fue en el Ecobarómetro de 2011, junto con la suciedad en las calles. Este último dato se está empezando a utilizar en varias capitales andaluzas, como Cádiz o Sevilla, como arma en plena carrera hacia las elecciones municipales del 28 de mayo.