Las listas cerradas en las elecciones políticas hacen que las personas tengan más en cuenta la ideología y la marca del partido a la hora de votar, mientras que en los sistemas electorales que cuentan con listas abiertas la gente vota de manera más personal y menos ideológica.
Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y de la Universidad de Houston, en EEUU, que analiza ciertas características de las elecciones democráticas.
El estudio, publicado en la revista European Political Science Review, ofrece nuevas evidencias que muestran el impacto en los niveles del voto ideológico que tiene la dimensión intrapartidista (si el sistema se centra más en los candidatos a nivel local o en la marca del partido).
Entre otras conclusiones, los investigadores han encontrado que en los sistemas de representación proporcional la ideología determina el voto en mayor medida cuando las listas son cerradas. Además, los resultados que han obtenido sugieren que este efecto se amplifica ligeramente en el caso de un alto número de candidatos a nivel de circunscripción.
“La adopción de sistemas electorales que generen incentivos para cultivar el voto a personas (listas abiertas), como ocurre por ejemplo en Brasil, Finlandia, Luxemburgo o Suiza, pueden contribuir a crear elecciones menos ideológicas y, por tanto, a disminuir la polarización”, señala uno de los autores del estudio, Pedro Riera, profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la UC3M.
En los sistemas electorales de listas abiertas los partidos no establecen un orden de los candidatos, sino que son los propios votantes los que lo configuran. Es decir, el candidato más votado de un partido es el que ocupa la primera posición, mientras que el segundo más elegido ocupa la posición dos, y así sucesivamente. En estos casos, “las características personales de los candidatos influyen mucho: ¿Quién eres? ¿Dónde has nacido? ¿Qué has hecho? ¿A qué te dedicas? ¿Dónde vives?… son cosas que la ciudadanía tiene en cuenta a la hora de votar”, señala el profesor Riera. “Y hay mucha más competencia entre los candidatos del mismo partido, algo que no ocurre en España en donde se utilizan las listas cerradas y en las que no tiene ningún sentido que el candidato número 23 de una lista compita con el candidato que ocupa la posición 19”, explica.
Para realizar el estudio, los investigadores utilizaron modelos espaciales de política y emplearon datos desde 1996 de cinco oleadas del Estudio Comparado de Sistemas Electorales, una base de datos que contiene información de más de medio centenar de países. Además, tomaron como estudio de caso el de Grecia, que resulta especialmente interesante porque dependiendo de las elecciones usan listas abiertas o cerradas.
Este trabajo, que ha sido realizado con la colaboración y el apoyo financiero de la Fundación BBVA, a través de una beca Leonardo, y de la Fundación Ramón Areces, intenta aportar un argumento adicional a la discusión que se mantiene en el ámbito académico sobre las reformas que podrían resultar necesarias en los sistemas electorales.
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