El Partido Popular (PP) ha iniciado una serie de diálogos con diversas fuerzas políticas, con el objetivo de garantizar el respaldo necesario para la investidura de su líder, Alberto Núñez Feijóo, recientemente propuesto por el rey para encabezar el Gobierno. No obstante, el partido ha decidido claramente excluir de estas negociaciones a la formación vasca EH Bildu.
Cuca Gamarra, secretaria general del PP, destacó en varias entrevistas recientes la necesidad de confrontar el panorama parlamentario actual y la importancia de diversificar las conversaciones. La estrategia, según ha revelado, comenzará a ejecutarse a inicios de la próxima semana, coincidiendo con el anuncio oficial de las fechas del debate de investidura, programadas para finales de septiembre.
Gamarra y Esteban González Pons, vicesecretario de Institucional, han sido claros al señalar que el PP no tiene intención de acercarse a partidos que no se hayan distanciado del terrorismo, haciendo especial mención a EH Bildu. Además, Pons expresó sus reservas sobre alcanzar acuerdos con la formación de Carles Puigdemont, aunque no descartó por completo el diálogo.
La meta es clara: el PP necesita sumar al menos cuatro votos adicionales para asegurar una investidura exitosa para Feijóo. Voces influyentes dentro del partido, como Elías Bendodo, han manifestado su confianza en lograr este objetivo, aunque reconocen los desafíos que ello implica.
El optimismo también se manifiesta en las declaraciones de Carmen Fúnez, vicesecretaria de Políticas Sociales y Reto Demográfico del PP, quien confía en la posibilidad de acercar al PNV a la propuesta de Feijóo. El PP no descarta diálogos con distintas fuerzas, incluida JxCat, a pesar de las tensiones pasadas.
Mientras tanto, figuras como Laura Vilagrà, del Govern, han delineado sus posturas. Vilagrà resaltó la importancia de una amnistía para su formación y adelantó que ERC, su partido, probablemente se abstendrá de conversaciones con el PP en este contexto.
En este escenario, el camino hacia la investidura de Feijóo promete ser de negociaciones intensas, en las que el PP deberá demostrar habilidad para lograr consensos sin sacrificar sus principios fundamentales.