El PP Andalucía que gobierna en la Junta de Andalucía desde 2019 – desde 2022 con mayoría absoluta finaliza este año 2023 con algunos aspectos solucionados de este curso políticos, pero haciendo frente a verdaderos problemas. Por un lado, gracias al Acuerdo por Doñana con el Gobierno Central ha conseguido estabilizar la situación en el Parque Nacional, aunque sigue a merced de los efectos de la sequía y el cambio climático. Por otro lado, la crisis de las listas de espera y el Servicio Andaluz de Salud (SAS) es quizás su mayor problema, el mismo que tampoco supo solucionar entre 2012 y 2018 el PSOE Andalucía que tanto recrimina como principal fuerza opositora.
En muchos aspectos, el PP Andalucía saca pecho de este año 2023. Por supuesto, las elecciones municipales de mayo salieron para ellos a pedir de boca, logrando la alcaldía en cientos de municipios así como en las ocho ciudades capitales: Huelva, Sevilla, Cádiz, Málaga, Granada, Jaén, Almería y Córdoba. En algunas ya partían como favoritos, como es el caso de Málaga, Córdoba o Almería, pero ganar en Sevilla, feudo del PSOE, de la izquierda y campo de casa del secretario general del PSOE Andalucía Juan Espadas, fue todo un mazazo.
Incluso recuperaron municipios importantes como Jerez de la Frontera y otras ciudades destacadas, aunque se les resiste Dos Hermanas, eterna defensora del socialismo, cual aldea de Asterix y Obelix a los romanos. Una victoria que presagiaba una ‘ola conservadora‘ que llevaría a Alberto Núñez-Feijóo al poder en unas elecciones generales adelantadas por Pedro Sánchez al 23 de julio. Una jugada que parecía extraña al principio y que parecía al PP Andalucía que haría cambiar al gobierno de manos. La realidad sería bien distinta – tenía mucha razón el presidente Juanma Moreno cuando, en los mítines electorales previos al 23 de julio, advertía a sus votantes y seguidores de que la batalla no estaba ganada. Demasiada.
Pese a que el PP Andalucía logró batir de nuevo a sus rivales socialistas, el margen fue muchísimo menor del esperado en una recuperación de la marea roja. Una recuperación que resultó clave para que el PP no asegurase la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados y, pese a que parecía casi hecho en la mañana del 24 de julio, con el paso de los meses se vio cómo las artimañas de Sánchez lograron superar a la alternativa de Feijóo para desilusión de todo el partido, incluido el PP Andalucía que tan fuerte le hizo en una comunidad autónoma tradicionalmente con inclinación a la izquierda.
En todo ese tiempo, los problemas con Doñana y en particular la Ley de Regadíos, la cual llegó al Parlamento de Andalucía, también han desgastado al PP Andalucía, además de todos esos meses en los que han ido en contra del Gobierno Central tanto por sus políticas como por sus reclamaciones sobre la reforma de la financiación autonómica (la cual sigue sin llegar y mantiene a una Andalucía infravalorada con respecto a su número de habitantes en 1.100 millones de euros anuales, tal como recuerda EFE). El asunto de Doñana, por suerte, parece más estable con el acuerdo que firmaron Moreno y la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico Teresa Ribera.
Más estable tanto en el sentido medioambiental (a lo que ayuda también la compra de Veta la Palma por parte de la Junta de Andalucía) como en el económico y laboral para todas las personas implicadas en Doñana, gente de municipios tanto de la provincia de Huelva como de Sevilla y Cádiz, catorce municipios en total. Resulta para ellos un respiro ver archivada esa Ley de Regadíos que podía convertir 700 hectáreas en suelo de regadíos, apareciendo una solución más lógica a corto y largo plazo, además de ser un acuerdo con el que se quiere recuperar la confianza de la UNESCO y las comunidades científicas.
Sanidad, el gran reto del PP Andalucía para los próximos años
Ya va para casi tres lustros que el SAS sufre problemas con las listas de espera, desde que la Junta de Andalucía (entonces con el PSOE al frente) hiciera recortes en el contexto de la crisis económica mundial cuyos coletazos hacía trizas a las carteras de miles de andaluces. Unas listas que en pocos años se incrementaron en más de un 25% y no han parado de aumentar las personas que esperan más de cien días para ser tratados por un especialista médico o bien aguardan a poder ser operados en un quirófano, algunos de ellos no llegando con vida a dichas salas.
Ni entonces el PSOE Andalucía fue capaz de revertir esa situación (con algunos movimientos de trilero para no revelar el número real de las listas de espera, de modo que tampoco los números de entonces son fiables al 100%) ni el PP Andalucía ha podido hasta ahora resolver la situación de las listas de espera. Es decir, un SAS que lleva mucho tiempo bailando sobre la línea del colapso, para desesperación de los profesionales de la salud que aguantan día tras día la falta de medios así como gestiones humanas deficientes, como algunos profesionales han admitido a Estrella Digital.
Dicho sea de paso que, viendo las estadísticas nacionales, los porcentajes de Andalucía no son críticos respecto a otras comunidades autónomas, aunque sí se sitúa a la cola en varios parámetros y porcentajes. Ahora bien, teniendo en cuenta las dimensiones de Andalucía y que las listas de espera ya superan el millón de personas (gran parte de estas personas esperando a ser pacientes en Málaga y Sevilla), hacer que el SAS sea más efectivo que nunca es una misión tan imposible como necesaria.
Para ello, la Junta de Andalucía con el PP Andalucía al frente contará con nuevas caras. Fuera quedan Miguel Ángel Guzmán y Diego Vargas, viceconsejero de Salud y director general del SAS hasta el pasado 27 de diciembre. En su lugar entran María Luisa del Moral y Valle García. El nombramiento de esta última como directora general del SAS es interesante tras seis años y medio al frente del Hospital Reina Sofía de Córdoba, precisamente la comunidad autónoma con menos personas en listas de espera de toda Andalucía. Al frente, al menos por el momento, continúa Catalina García, respaldada por la confianza del PP Andalucía.
Vox Andalucía, ¿quo vadis?
Mientras tanto, Vox – antiguo aliado del PP Andalucía en la anterior legislatura, pero sin peso ante la mayoría absoluta de estos tras las autonómicas de 2022 – está en cierto sentido en tierra de nadie. Su enfrentamiento al PP Andalucía y PSOE Andalucía le ha llevado a una situación de lucha contra el mundo entero, dado que el resto de formaciones en el Parlamento de Andalucía son de izquierdas (Por Andalucía y el Grupo Mixto-Adelante Andalucía). Son varios los factores que afectan a Vox en Andalucía para los próximos años, si bien siguen teniendo fuerza en las redes, la misma que siguen sin tener en radio y televisión.
De entrada, sus continuos ataques a las principales fuerzas políticas – algunas críticas más acertadas en el caso de la sanidad, otras no tanto como ocurrió en torno a Doñana. Esta posición de enfrentamiento, unido a casos como el de Javier Ortega Smith hace apenas unos días hace que su futuro de aquí a las próximas autonómicas sea incierto. De hecho, una repetición de las elecciones generales hubiera debilitado más al partido con respecto a los populares.
Precisamente la Ley de Regadíos que formuló junto al PP Andalucía (metida en un cajón por ahora) le coloca en una posición complicada. Vox llevó a cabo esta medida ‘pensando en los agricultores’ pero puede convertirse en un arma arrojadiza a la que las formaciones de izquierda le saquen punta en el momento en el que precisen oportuno. A esto se suma que no tengan presencia en gobiernos de ciudades capitales, tan solo en algunos pueblos y en algunos casos después de mociones de censura que no hubieran llevado a cabo sin el PP Andalucía.
Moreno (presidente gracias a Vox, tumbando juntos al PSOE Andalucía que había ganado las autonómicas en 2018), en su posición de presidente y sus políticas de diálogo con el PSOE y otros partidos de izquierdas, es para Vox alguien de centro izquierda, habiéndole llamado socialista en sesiones del Parlamento para cacarearlo en sus redes sociales. Aparte del hecho de que, en su esencia, todos los parlamentarios son de corte socialdemócrata, de una bancada a otra, es una estrategia que provoca más risa que efectos positivos hacia la formación verde.