Santiago Abascal ha sido reelegido como presidente del partido Vox para un nuevo mandato de cuatro años, lo que significa que estará al mando del partido hasta 2028.
Esta decisión se tomó durante la Asamblea General Extraordinaria de Vox celebrada este sábado, donde Abascal fue proclamado tras ser el único candidato en presentarse.
En el marco de esta asamblea, también se confirmó una importante remodelación del Comité Ejecutivo Nacional de Vox. Ignacio Garriga continuará como único vicepresidente, mientras que Ortega Smith, Jorge Buxadé y Reyes Romero, entre otros, ocuparán el rol de vocales. Este cambio incrementa el número de vocales de cinco a diecisiete, incorporando a varias figuras nuevas, algunas de las cuales han ganado relevancia en el ámbito nacional y otras en el territorial, especialmente después de las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo.
Durante su discurso, Abascal enfatizó su «compromiso político» con la «unidad» de España y las libertades. Hizo un llamamiento a resistir ante los «ataques» y las percepciones de que Vox está disminuyendo en influencia. «No vamos a tirar la toalla, esta columna no se derriba, vamos a continuar adelante pese a quien pese», declaró, asegurando la permanencia y necesidad del partido en el panorama político español.
Abascal también abordó las especulaciones sobre divisiones internas dentro de Vox, negándolas y calificándolas como «películas de ciencia ficción de los medios de comunicación». Además, solicitó un referéndum sobre la reciente reforma constitucional que elimina el término «disminuido». Esta reforma, que no contó con el apoyo de Vox, aún podría someterse a referéndum si un 10% de la Cámara, es decir, 35 diputados, lo solicitan.
Santiago Abascal asumió la presidencia de Vox por primera vez en septiembre de 2014, siendo reelegido en 2016 y 2020. La convocatoria anticipada de este congreso interno, originalmente previsto para marzo, ha sido vista por algunos como una estrategia para fortalecer su liderazgo de cara a los próximos comicios electorales, pese a las críticas sobre la dificultad de reunir los avales necesarios para presentar una candidatura alternativa.