Las elecciones autonómicas gallegas de 2020 fueron los comicios con menos participación desde la Transición tras los de 1981, los primeros después del franquismo. Poco menos del 50% de la población votó hace cuatro años, mientras que en aquella primera cita de la región atlántica con las urnas acudió a estas algo más del 45%.
El episodio de 2020 estuvo marcado por la pandemia, que obligó al entonces presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo a aplazar las elecciones, programadas para abril de ese año, y decidió convocarlas en julio.
En ciudades como La Coruña, Pontevedra y Vigo, la participación no superó el 60% de los votos. Mientras que Santiago alcanzó poco más de este porcentaje.
Desde 2012, ha bajado la participación en las elecciones gallegas. Ese año, alcanzó el 55%, mientras que en 2016 llegó al 53%. Uno de los factores que ha contribuido a esta disminución es la introducción del voto rogado, sistema que estuvo vigente desde 2011 hasta 2022.
Por otro lado, las elecciones gallegas de 2009, que hicieron por primera vez a Feijóo presidente de la Xunta, fueron las que mayor participación tuvieron: casi el 65%.
La influencia del voto exterior
El voto exterior bajó de los casi 106.000 votos en 2005, el año con más participación (34,7% del censo de españoles residentes ausentes), hasta los 5.000 votos en los comicios de 2020. Esto se traduce como un 1,2% de participación, su cifra más baja según los datos de la Xunta.