España ha experimentado una mejora significativa en la libertad de prensa, ascendiendo seis lugares en la clasificación mundial, de la 36ª a la 30ª posición, según un reciente informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Sin embargo, no todo son buenas noticias, ya que el apoyo ciudadano al periodismo en el país ha visto una reducción de cuatro puntos, un fenómeno que RSF atribuye al incremento de la «polarización» y la «desconfianza» hacia los medios de comunicación.
La organización destaca que, aunque «España no se salva del deterioro global del periodismo por la presión política, pero resiste en un escenario mundial desalentador». Según el análisis, las principales razones de esta resistencia incluyen mejoras en el contexto legal y de seguridad, y el deterioro en otras naciones.
A nivel internacional, RSF ha expresado preocupación por el «mayor año electoral de la historia», observando una creciente presión política sobre los medios, lo que perjudica «la independencia, la calidad de la información y el pluralismo». A pesar de estos desafíos, España se mantiene como «un país seguro para el libre ejercicio del periodismo».
El aspecto sociocultural en España, que solía ser robusto, ha disminuido casi cuatro puntos, de 83,13 a 79,56, reflejando un desinterés o incluso hostilidad de parte de la ciudadanía hacia los medios. En términos económicos, la concentración de medios y la precariedad de la profesión han provocado una caída en el indicador económico, ahora por debajo de los 60 puntos
Día Mundial de la Libertad de Prensa
Por otro lado, la seguridad legal y física para los periodistas ha mejorado, con un aumento de 78,74 en 2023 a 81,73 en 2024. RSF señala que la Ley Mordaza, que ha sido poco aplicada en los últimos años, y la ausencia de nuevas leyes restrictivas contribuyen a que el marco legal español sea uno de los «20 más garantes del mundo».
Con ocasión del Día Mundial de la Libertad de Prensa, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) ha instado a poner fin a la crispación, pidiendo a los políticos que eviten propagar bulos y que respeten el derecho constitucional a la libertad de prensa.
Además, la FAPE ha hecho hincapié en la importancia de la ética periodística y en el papel de los medios para contrarrestar la desinformación, destacando la necesidad de alfabetización mediática para combatir la difusión de información falsa.