El exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias y la exministra de Igualdad Irene Montero han compartido en el juicio contra el hombre acusado de acosarlos durante siete meses en su domicilio en Galapagar la situación de «angustia» y «estrés» que vivieron diariamente, con insultos a diferentes horas del día. Esta situación se mantuvo hasta diciembre de 2020, cuando intervino un juzgado.
Absuelto el acusado de acosar a los hijos de Irene Montero y Pablo Iglesias
A su llegada a los Juzgados de lo Penal, Iglesias y Montero fueron recibidos con gritos de «miserables» y «asquerosos«. En medio de momentos de tensión, Iglesias se encaró con una persona que lo insultaba tras una valla. Montero, por su parte, salió al encuentro de los agresores, llamándolos «acosadores fascistas«.
Incidentes en la Llegada y Salida del Juicio
Un grupo de personas los insultó a su llegada, con improperios como «sinvergüenzas» y «vendeobreros«. A la salida, se produjeron enfrentamientos entre grupos de diferentes ideologías, incluyendo simpatizantes de Vox. Iglesias y Montero fueron acompañados por miembros de Podemos, como Ione Belarra e Isa Serra.
Testimonios de Iglesias y Montero en el Juicio
En su testimonio, Iglesias explicó cómo la estrategia de «acoso y violencia» buscaba hacerlos abandonar la política. Montero identificó a Miguel Frontera como «el instigador del acoso», describiéndolo como la «punta de lanza de una violencia sin precedentes» contra su formación política. Montero también criticó a presentadores de televisión que incitaban a realizar romerías frente a su casa, esperando que la «guerra judicial y mediática» no quede impune.
El acusado, Miguel Frontera, enfrenta una petición fiscal de tres años de prisión por acoso e injurias a la pareja, imputado por injurias graves con publicidad a la autoridad, acoso y descubrimiento de secretos. La acusación particular solicita un año y medio de cárcel.
La fiscal explicó que el acoso, iniciado en mayo de 2020, alteró la vida familiar de Iglesias y Montero, con ruidos constantes en horarios de descanso y limitaciones de movimiento con sus hijos. La Guardia Civil confirmó que Frontera se saltó el perímetro de seguridad y grabó videos desde corta distancia, mostrando el interior de la vivienda de la pareja.
Iglesias detalló la «situación angustiosa» que interfería en su vida cotidiana. Recordó un incidente cuando, mientras bañaba a sus hijos, vio a una persona subida a una roca grabando. Montero subrayó que Frontera «vulneraba la tranquilidad de la familia» diariamente, causando nervios y estrés, especialmente durante la pandemia cuando ambos eran miembros del Gobierno.
Declaraciones de Miguel Frontera
Frontera negó ser el organizador de las caceroladas frente a la casa de Iglesias, afirmando que llegó a ellas dos meses después de su inicio. Aseguró que las caceroladas comenzaron por la «hipocresía» de Iglesias, quien había pedido caceroladas contra el Rey. Frontera reconoció haber exhibido una pancarta que llamaba a Iglesias «hijo de terrorista» y haber puesto el himno de España y otras proclamas políticas. Sostuvo que el acoso real lo sufrió él, con amenazas de muerte y pintadas en su local.
El juicio continúa con la espera de la sentencia que determinará si Miguel Frontera será condenado por los delitos de acoso e injurias, en un caso que ha evidenciado la polarización política y social en España.