El Ayuntamiento de Valencia apuesta por «una normativa blanda» para la Zona de Bajas Emisiones de la ciudad, tal y como ha recalcado el concejal de Movilidad, Jesús Carbonell. Y es que ya se ha iniciado la instalación de los sistemas de control, unas obras que están previstas que culminen en el mes de diciembre de este mismo año.
Por el momento, ya hay 33 cámaras distribuidas en varias localizaciones y con diferentes orientaciones. Cuatro cámaras en la avenida del General Avilés, otras dos en el paso inferior de la misma avenida con Peset Aleixandre, ocho en la del Maestro Rodrigo, cinco en la calle de La Safor, cuatro en la avenida del Levante U.D., cuatro más en la de Juan XXIII, tres en Llano de Zaidía, dos en la avenida del Cid y uno en la de Pérez Galdos.
Al mismo tiempo que también se han desplegado ya los nueve puntos de control asociados a estas cámaras, así como las pruebas de la que será la plataforma de gestión.
Se prevé que casi a final de año ya se hayan desplegado por
completo las 278 cámaras, 59 puntos de control, 44 paneles de información variable y los ocho sensores medioambientales.
Un calendario progresivo de aplicación
La Zona de Bajas Emisiones contempla que, durante el año 2025 se lleve a cabo una fase informativa, en la que no se impondrán sanciones, y será a partir de enero de 2026 cuando se limite la entrada a vehículos con etiqueta A, pero únicamente de fuera de la provincia de Valencia, de más de 27 años sin son de gasolina, o de más de 22 años si son de gasoil.
A partir de enero de 2027 la limitación será para cualquier vehículo sin etiqueta de fuera de la ciudad. Y las restricciones serán ya totales a partir del 1 de enero de 2028.
Las cámaras podrán grabar en cualquier condición lumínica todo tipo de matrículas, que se cotejarán con los datos de la DGT para conocer la etiqueta ambiental de cada vehículo. No obstante, están diseñadas para garantizar la privacidad absoluta de los conductores. Contienen herramientas para difuminar rostros y las matrículas de los coches no infractores.