El Ayuntamiento de Valencia planea implantar un
sistema de arrecifes artificiales en las playas del sur de la ciudad, para evitar la regresión de las playas y que los temporales no se traguen la arena. Además, es una propuesta que estará dentro del marco de la Capitalidad Verde Europea de la ciudad.
«Es una iniciativa altamente demandada por los vecinos de El Saler y queremos trabajar con ellos y el equipo de investigadores de la Universitat Politécnica de València (UPV), que ya han realizado los primeros estudios”, ha anunciado la alcaldesa, María José Catalá.
Este sistema de arrecifes artificiales supone una medida correctora de la degradación de las aguas costeras y de la disminución de población de peces. “Valencia instaló el primer
arrecife artificial de España en 2014 en la playa de la Malva-rosa y ha funcionado bien. Ahora queremos implantar este sistema en las playas del sur de la ciudad” ha explicado. Los ya existentes en la Malva-rosa están instalados a 3,5 metros de profundidad (180 metros de la línea de costa), dentro de la zona delimitada para el baño y son estructuras de hormigón, que ocupan un área de 52 metros cuadrados, como explica la Fundación Deportiva Municipal de Valencia.
Los arrecifes artificiales constituyen un sistema que se consolidó en España durante la década de los 90 como medida de gestión pesquera, instalándose 93 en toda la década. De esta manera, en la actualidad existen 130 iniciativas de arrecifes contabilizadas, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Pérdida de arena y regeneraciones
Hace unos meses, una investigación de la Universidad de Valencia (UV) dio a conocer que tres playas al sur del puerto de Valencia (Pinedo, El Saler y La Garrofera) pasaron de tener 170 hectáreas de arena en la década de los 90 a 43 en 2022.
De hecho, hace menos de un año la Demarcación de Costas dependiente del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) del Gobierno de España concluyó las obras de regeneración de las playas de esta zona de Valencia. Estos trabajos contaron con un presupuesto de 28 millones de euros, pues se vertieron más de tres millones de metros cúbicos de arena a lo largo de 7,1 kilómetros de la costa comprendida entre Pinedo y la Gola de Puchol, consiguiendo una ampliación de 120 metros de playa que se irían recortando hasta los 75 metros ideales, según explico la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, en aquel momento.