Las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), originalmente concebidas para los entornos urbanos, han comenzado a expandirse más allá de las ciudades y ahora también afectan a zonas rurales. Esta medida ha sorprendido a muchos conductores que, hasta hace poco, consideraban estos lugares como un refugio libre de restricciones. Sin embargo, la realidad es que las señales de prohibición ya han comenzado a aparecer en rutas de montaña, marcando un cambio significativo en la movilidad.
Madrid amplía su Zona de Bajas Emisiones (ZBE) a partir del 1 de enero
Expansión de las Zonas de Bajas Emisiones fuera de las ciudades
Hace casi dos años, la Ley para la Transición Energética establecía que las ZBE debían implementarse en unas 150 ciudades españolas con más de 50.000 habitantes. No obstante, los datos revelan que menos del 20% de estas ciudades han activado estas zonas, reflejando un seguimiento escaso de la normativa. A pesar de ello, las restricciones más severas han empezado a ser aplicadas en regiones que, hasta ahora, parecían estar al margen de estas políticas.
Cataluña lidera la adopción de restricciones
El caso de Cataluña es especialmente notable. Esta comunidad ha decidido adoptar una versión aún más restrictiva de la norma, extendiendo las ZBE a todas las ciudades con más de 20.000 habitantes. Además, ha previsto prohibir la circulación de todos los vehículos sin etiqueta y aquellos con etiqueta B para el año 2028. Esta situación ha generado un desplazamiento masivo de coches con etiquetas menos favorables hacia entornos rurales, donde hasta ahora han podido circular sin problemas.
Primeras restricciones en zonas rurales
Sin embargo, esta tendencia parece estar cambiando. Ya han comenzado a instalarse señales que limitan la circulación en áreas rurales. Un ejemplo de esto se encuentra en una de las etapas de la ruta Transpirenaica, que conecta el Mediterráneo con el Cantábrico a través de los Pirineos. En este caso, la señalización limita la circulación de 9:30 a 21:30 para todos los vehículos no autorizados, y la violación de esta norma conlleva una multa de 200 euros.
Un futuro incierto para los conductores rurales
Esta nueva señalización, ubicada en la etapa que une Figueras con el Faro del Cabo de Creus, ha tomado por sorpresa a los habitantes de la zona, que hasta ahora disfrutaban de una mayor libertad de circulación. Las cámaras de control instaladas verifican el cumplimiento de la normativa, lo que sugiere que esta medida podría expandirse a otras áreas rurales en un futuro cercano.
La extensión de las ZBE a zonas rurales marca un nuevo capítulo en la política de movilidad sostenible en España, donde las restricciones a la circulación ya no se limitan únicamente a las grandes ciudades. Con estas nuevas medidas, muchos conductores se enfrentan a la necesidad de adaptar sus vehículos o considerar alternativas, mientras que las áreas rurales, que hasta ahora eran un refugio libre de restricciones, comienzan a sentir el impacto de estas políticas.