Tras unos 14 años de gobiernos independendistas, Cataluña asumía su primera Diada con Salvador Illa al frente del Gobierno autonómico, apenas un mes después de haber sido nombrado como ‘president’. La jornada ha transcurrido con tranquilidad y ningún incidente llamativo. Aunque también ha sido una muestra de la pérdida de fuerza del independentismo. La común manifestación convocada por la Assamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y otras entidades ha reunido a unas 60.000 personas según datos de la Guardia Urbana, convirtiéndose así en la cifra más baja de la última década. Parece que quedan lejos aquellos 1,8 millones de participantes que se congregaron en el año 2014. El año pasado se reunieron unas 115.000 personas.
Uno de los actos más tradicionales es el de la ofrenda floral al monumento de Rafael Casanova y donde la congregación de gente ha sido bastante discreta con las autoridades políticas que estuvieron presentes. También se han dado un acto de Òmnium Cultural junto al Arc del Triomf y al que han asistido la presidenta de Junts, Laura Borràs; el secretario general del mismo partido, Jordi Turull; la portavoz de ERC, Marta Vilalta; la diputada de la CUP Laure Vega o el diputado de los Comuns Andrés García Berrio. En el evento se han trasladado las intenciones de avanzar colectivamente del independentismo.
Por la tarde, se han desarrollado cinco manifestaciones en cuatro capitales de provincia y en Tortosa. Proclamas como «independencia» o «las calles serán siempre nuestras» no han faltado en la cita.
La Diada ha concluido con el acto institucional organizado por el Govern junto a las fuentes de Montjuïc bajo el título «Muchos corazones, un solo latido». El espectáculo ha contado con la presencia del propio Illa; el presidente del Parlament, Josep Rull; el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni; los expresidentes Pere Aragonès y José Montilla; la vicepresidenta del Parlament Raquel Sans; la líder de Comuns en el Parlament, Jéssica Albiach; así como la presidenta del Congreso, Francina Armengol.