jueves, noviembre 7, 2024
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Alfafar, el pueblo donde el tiempo se detuvo cuando llegó la DANA

Efectivos de la Policía Nacional, de la UME, de la Policía Municipal de Madrid... trabajan codo con codo en Alfafar para restablecer la normalidad en un pueblo que ha quedado destruido tras el paso de la DANA

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Hace poco más de una semana, Alfafar «tenía vida». Lo cuentan algunos de sus vecinos. Pero ahora, tras el paso arrollador y engullidor de la DANA por sus calles.. el tiempo en Alfafar se ha detenido. El pueblo, como si de una película de ciencia ficción se tratara, está arrasado. Porque la crueldad del agua, con 600 litros por metro cuadrado y una velocidad incalculable, se cebó con él y con otros 68 municipios más de la Comunidad Valenciana.

Para acceder a lo que queda de Alfafar hay que dejar el vehículo a algo más de un kilómetro de distancia. Se tiene que acceder andando. La prioridad, en éste y otros municipios, es que entren las retroexcavadoras, los camiones y todo tipo de maquinaria para ‘desalojar’ del pueblo las miles de toneladas de lodo y los centenares de vehículos que se amontonan en sus calles, vehículos que quedan marcados con una señal para dejar constancia de que ya ha sido inspeccionado y de que en él… no había víctimas mortales.

Alfafar
El lodo, el barro, cubre por completo las calles de la localidad valenciana de Alfafar.

Al irse acercando, y mientras una riada compuesta por decenas y decenas de voluntarios que caminan hacia esta ‘zona cero’ de la DANA (empleando terminología más propia de una hecatombe nuclear) proporciona una compañía silenciosa, el paisaje se vuelve más turbio.

Policia Nacional Alfafar Dana Valencia
Más de 1.500 policías nacionales están desplegados en Alfafar para limpiar sus calles del lodazal en el que se han convertido tras el paso de la DANA.

Policías nacionales, efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), policías de Madrid, bomberos de Guipúzcoa, militares del Ejército de Tierra, policías de Alfafar, de Badajoz, Mossos d’Esquadra, agentes de la Ertzaintza, un helicóptero de la Unidad Aérea de la Policía, un BMR también de la Policía… De repente uno se traslada imaginariamente a zonas en conflicto y el paisaje es similar.

Pero aquí, en Alfafar, no ha habido ni hay una guerra, aunque pueda asimilarse por el nivel de destrucción y el despliegue militar y policial sin precedentes, nunca antes visto en España.

Ejercito Tierra Alfafar
Militares del Ejército de Tierra también están desplegados en localidades como Alfafar.

Hay, en una primera aproximación, 1.500 policías nacionales, entre ellos alumnos de la Academia de Ávila, que están doblando la espalda sin descanso, con los aplausos de los vecinos como telón de fondo, para quitar el lodo y que las calles vuelvan a ser calles.

También, como explica el inspector Ignacio López, del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas, «para liberar una zona escolar (o lo que antes era una zona escolar), que está en riesgo de derrumbe, y facilitar un punto de depósito de vehículos siniestrados».

Las botas se hunden en el barro y el olor ‘trasciende’ más allá de las fosas nasales

Caminando por las calles, mientras las botas se hunden literalmente en el barro, y el olor (una mezcla de humedad, suciedad acumulada y podredumbre) penetra más allá de las fosas nasales y trasciende a la garganta, a la boca y al sabor, también se ven alrededor de 40 efectivos de la Policía Municipal de Madrid.

Policia Municipal Madrid Alfafar Valencia
En Alfafar hay 40 efectivos de la Policía Municipal de Madrid con grúas municipales de la EMT.

«Nos estamos llevando coches con grúas municipales de la EMT de Madrid que hemos traído a Valencia, retirando los enseres apilados en las calles, vigilando el área que tenemos asignada, coordinando voluntarios o trasladando a personas que tienen alguna discapacidad de un lado a otro». Así lo cuentan un subinspector y un oficial del Distrito Centro-Norte de la Policía Municipal de Madrid, que llegaron el sábado 2 de noviembre por la noche. Fueron los primeros en llegar, cinco días después de la DANA.

Se les pone «la piel de gallina» cuando recuerdan lo que vieron el primer día, «porque ahora -relatan- al menos se puede caminar». Y lo cuentan mientras muestran sus brazos, que están llenos de polvo y barro. Como también tienen polvo y barro los policías nacionales que trabajan en la calle de al lado. Y todos coinciden en lo mismo: «Nunca habíamos visto nada similar; es como una zona de guerra».

Policia Municipal Madrid Dana Alfafar
Miguel, vecino de Massanassa, se ha desplazado hasta Alfafar y pide indicaciones a los policías municipales de Madrid.

A ellos se acerca, para pedir indicaciones, Miguel, vecino de Massanassa, otro de los municipios afectados. Él lo ha perdido todo y las secuelas psicológicas le están superando. Es vigilante de seguridad. A sus 64 años, se jubila en unos meses, pero ahora está de baja. «Lo estoy llevando muy mal, muy mal», repite una y otra vez.

La distancia entre Alfafar y Massanassa (Miguel ha venido andando) es de 3,5 kilómetros, una ruta rápida en coche pero que ahora, y sin poder entrar en los municipios, puede llevar más de media hora. Pero ni a Alfafar ni a Massanassa se puede acceder en coche, porque estas localidades se han ‘blindado’ para que sólo puedan acceder los vehículos que tienen la misión de limpiar, desescombrar, y extraer vehículos y restos de todos los enseres que había dentro de las casas.

Unos enseres, unos recuerdos de toda una vida para centenares de personas, que la DANA succionó, engulló y convirtió en amasijos de barro, hierro, lodo y suciedad, y que ahora forman parte del trágico y desolador paisaje de sus calles.

El abrazo de un vecino de Alfafar que emocionó al inspector de la Policía Nacional Ricardo Gutiérrez

Porque «trágico» ha sido lo que han vivido Miguel y sus vecinos, que ahora agradecen y se abrazan a policías nacionales como Ricardo Gutiérrez (inspector de la Policía Nacional), al que se le humedecen los ojos cuando habla de ello.

Voluntarios Alfafar
Voluntarios de todas partes de España ‘despliegan’, junto con Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, en todos los municipios valencianos.

Ellos, los policías, están ayudando al pueblo, aunque suene a tópico, y el pueblo les responde llevándoles agua (como un grupo de voluntarios catalanes que han venido para apoyar y se acercan a la Policía Nacional con garrafas para darles de beber). O asegurándose cada día, como hacen algunas vecinas de la localidad, de que no les faltan mascarillas. La solidaridad no es sólo una palabra; en la Comunidad Valenciana se ha convertido en un estandarte que enarbolan unos y otros, orgullosos de portarlo como bandera.

Ume Alfafar Dana Valencia
Casi medio centenar de efectivos de la UME trabajan en Alfafar para extraer el agua que se ha concentrado en el garaje subterráneo del Centro Comercial MN4.

A dos kilómetros de las calles Alzira, Chiva y otras vías anexas del pueblo de Alfafar también está la UME. Aldededor de 40 efectivos. En concreto en el Centro Comercial MN4, un negocio familiar que hace poco más de una semana estaba repleto de cientos de personas y cuyas pérdidas «son incalculables», pero a cuyos propietarios, la familia Martí, lo que más les preocupa ahora es que no haya víctimas en el aparcamiento subterráneo. Los militares de la UME, aunque con prudencia, tampoco contemplan inicialmente ese escenario.

Y no lo contemplan, a priori, porque el Centro Comercial pudo evacuarse a tiempo. Antonio Martí cuenta que recibieron un aviso y pudieron concentrar a todas las personas en el cine de la tercera planta.

«Eso, probablemente, les salvó la vida», dice Antonio con la mirada perdida, sin terminar de creerse todavía lo que está viviendo, mientras uno de los efectivos de la UME asiente. A su padre, con 79 años, no le han dejado ir. «Ya lo verá cuando la UME acabe sus trabajos», dice. Y mira al uniformado que está a su lado… dándole las gracias con esa mirada.

Ume Centro Comercial Mn4
En el Centro Comercial MN4 se llegaron a concentrar 200 millones de litros de agua y lodo.

El teniente David Urieta, del Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM) I, con base en Madrid, explica que su labor principal en el MN4, desde el viernes 1 de noviembre, cuando comenzaron a trabajar en el Centro Comercial, consistía en achicar los 200 millones de litros de agua y lodo que se habían concentrado en las dos plantas del garaje subterráneo a 7 u 8 metros de profundidad. De una de las plantas ya se ha extraído el agua. No había víctimas.

Nuevamente, al bajar las oscuras escaleras que llevan hasta el lugar donde todavía no se ha achicado el agua, vuelve el mismo olor (o peor) que había en las calles de Alfafar…

Para el achique de agua en la segunda planta del parking, «que es bastante dificultoso porque los accesos hacen que no podamos utilizar las bombas de mayor capacidad», la UME ha llevado diferentes tipos de equipos: autobombas, electrobombas, bombas tipo Embal o el Sigeflu, un Sistema de Gestión de Fluidos que «es un contenedor de 20 pies con mayores capacidades».

El teniente Urieta explica que, cuando se completa el achique de agua, el último procedimiento es (como hicieron en el aparcamiento del Centro Comercial de Bonaire) «pasar con los perros para verificar que no ha habido víctimas mortales». Y cuando no las hay… «es nuestra mayor satisfacción», dice mientras esboza una ligera sonrisa.

Ume Alfafar
«Ni en los simulacros más complejos que hemos realizado habíamos contemplado una catástrofe de estas dimensiones», comentan los efectivos de la UME.

El teniente Urieta, y los cabos primeros Emilio Bartolomé y Antonio Diosdado aseguran que «ni en los simulacros más complejos» que han realizado en la UME habían contemplado «una catástrofe de estas dimensiones».

«En mi vida, después de haber estado en catástrofes como el terremoto de Turquía de 2023, me había encontrado un panorama así», afirma el cabo 1º Diosdado. Y así, con esa frase, y una mezcla de sensaciones difíciles de explicar, llega el momento de dejar que sigan haciendo su trabajo.

Llega el momento de alejarse de los lugares devastados para regresar a Valencia, donde el desvío del cauce del Turia tras la inmensa riada del año 1957, en la que perdieron la vida al menos 81 personas, fue clave el pasado 29 de octubre, cuando se desencadenó la DANA, para que la capital no se viese afectada.

Y es entonces cuando uno se da cuenta de que ha dejado atrás miles de vidas rotas. Y a casi 20.000 militares, policías, guardias civiles… trabajando para que esas vidas, algún día, puedan volver a resurgir. Y para que el tiempo que se detuvo cuando llegó la DANA, nunca más se vuelva a detener.

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