Decenas de miles de manifestantes se dieron ayer cita en Valencia para protestar por la gestión de la DANA y principalmente, para pedir la dimisión del president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón. 130.000 personas, según Delegación de Gobierno. La multitud se congregó en la Plaza del Ayuntamiento de la ciudad hasta la plaza de la Virgen, donde se ubica el Palau de la Generalitat. Los actos más violentos se centraron contra la policía y también contra los edificios políticos, que ya han empezado a ser limpiados.
Un grupo de manifestantes atacó la casa consistorial de Valencia, en la que también gobierna el Partido Popular, y fue el propio ayuntamiento quien condenó este «vandalismo». «La confrontación y el vandalismo nunca será la solución», apuntaron desde el consistorio. Hablamos de pintadas en las paredes, intentos de incendio y rotura de cristales. La alcaldesa, María José Catalá, también se pronunció por redes sociales.
El ayuntamiento señala que «estas actitudes no pueden tolerarse porque en estos momentos hay que trabajar todos
unidos para recuperar las pedanías y los municipios afectados por la DANA, como ya estamos haciendo todos juntos». Además, apuntan que la ciudad también ha sido afectada y que trabajan por las pedanías de La Torre, Castellar-Oliveral y Horno de Alcedo.
«La ciudad es símbolo de la solidaridad de todo un pueblo y esa es la València que queremos y que en este momento debe imponerse frente a los violentos», afirman el final del comunicado. Por su parte, la vicepresidenta del Consell, Susana Camarero, ha dicho que entiende el «dolor» de los manifestantes, pero que lamenta que se «politice». Además, ha anunciado que por el momento no habrán dimisiones.
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