El centro, ubicado en el barrio de Santutxu de Bilbao, ha sido señalado por su falta de actuación ante las denuncias de la familia sobre el acoso sufrido por la pequeña, quien llegó a perder el habla y necesitó tratamiento psiquiátrico.
El caso se remonta a cuando la víctima, alumna de tercero de Infantil, fue objeto de agresiones continuadas por parte de una compañera mayor, quien, según la sentencia, la empujaba, golpeaba, tiraba del pelo y le quitaba la comida. Los episodios de acoso, calificados por el juzgado como «continuados, persistentes e ininterrumpidos», habrían tenido lugar entre septiembre de 2021 y marzo de 2022. Según el fallo, en varias ocasiones la agresora incluso introdujo rotuladores en la vagina de la niña, un hecho que ha generado una profunda conmoción y evidenciado la gravedad de la situación.
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Secuelas psicológicas y tratamiento psiquiátrico
El abogado de la familia, Jorge Romero, ha destacado que el acoso tuvo un impacto devastador en la salud de la menor, quien, a raíz de los abusos, perdió el habla y requirió medicación con ansiolíticos a sus cinco años. Actualmente, dos años después de los hechos, la niña continúa en tratamiento psiquiátrico para superar las secuelas del acoso.
A lo largo de los meses que duró el acoso, la familia se dirigió en varias ocasiones al colegio, solicitando que se protegiera a su hija. Pese a estas peticiones, el centro no tomó las medidas necesarias para evitar la situación. La sentencia señala que, aunque el colegio asegura haber mantenido reuniones y abierto un protocolo de observación, «no activó los protocolos de protección exigidos», lo que permitió que el acoso continuara de forma ininterrumpida.
Satisfacción de la familia tras el fallo judicial
Tras dos años de lucha judicial, la familia se muestra satisfecha con el reconocimiento de la justicia. Su abogado recuerda que el proceso fue particularmente duro, sobre todo el día del juicio, cuando la familia tuvo que revivir los traumáticos episodios sufridos por la menor. La madre de la niña expresó su deseo de que esta sentencia sirva para evitar que otros niños pasen por situaciones similares.
El caso ha generado un profundo debate sobre la responsabilidad de los centros educativos en la gestión de casos de acoso escolar y la importancia de que actúen con diligencia ante las primeras señales de violencia entre sus alumnos.