La secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, será la nueva vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, tras la designación de Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea. Con esta decisión, el Gobierno de Pedro Sánchez apuesta por la continuidad en las políticas de transición energética y lucha contra el cambio climático impulsadas por Ribera desde 2018.
Aagesen, ingeniera química por la Universidad Complutense de Madrid, cuenta con una amplia trayectoria en la Administración. Desde 2002, ha trabajado en áreas clave como la Oficina de Cambio Climático, donde desempeñó funciones de análisis sectorial de emisiones y planificación energética, además de participar como negociadora en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Entre sus logros más destacados dentro del ministerio figura el diseño e implementación del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 y la Estrategia a Largo Plazo 2050.
Desde 2020, Aagesen ha ejercido como número dos de Ribera, demostrando su capacidad para gestionar retos complejos, como la escalada de precios energéticos provocada por la guerra en Ucrania y la implementación de la excepción ibérica, destinada a contener el alza de los precios de la electricidad. De modo que, su perfil técnico, discreto y dialogante le ha permitido establecer importantes vínculos con Bruselas, en un momento crucial marcado por la adaptación de las políticas europeas a la competitividad industrial sin abandonar los compromisos climáticos.
Entre los retos inmediatos que deberá asumir Aagesen como nueva ministra destaca la implementación de los objetivos revisados del PNIEC, que prevén un aumento del 34% en la demanda eléctrica para 2030. Una meta que requerirá del fortalecimiento de las redes eléctricas y de la negociación de la nueva tasa de retribución financiera para el periodo 2026-2031, cuya aprobación por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) está prevista para el próximo año.
En paralelo, la nueva ministra también deberá gestionar el futuro de las centrales nucleares. Un asunto que ha generado serias tensiones entre el Gobierno y las empresas propietarias, que han intensificado su presión contra la nueva tasa destinada a financiar el desmantelamiento y la gestión de residuos radiactivos, pese a la existencia de un acuerdo previo alcanzado en 2018 para el cierre escalonado de las plantas entre el año 2026 y 2035. Asimismo, Aagesen deberá revisar los cargos de la factura eléctrica para 2025 y tendrá que decidir sobre la eliminación del límite anual de inversiones en redes eléctricas.
Por otra parte, en el ámbito medioambiental, la nueva ministra deberá definir si España adopta un sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) para cumplir con los objetivos de reciclaje de plásticos establecidos por la Unión Europea. También deberá liderar la ejecución del II Plan de Acción de Economía Circular, que cuenta con un presupuesto de 2.169 millones de euros, sumado a la toma de decisiones respecto a la biodiversidad, siendo la gestión del lobo uno de los puntos más polémico tras la reducción de su nivel de protección en el marco europeo.
La relación con las grandes empresas del sector energético será otro frente relevante, pues pese a la tensa relación que mantuvo Ribera con algunas petroleras, el perfil mediador de Aagesen podría rebajar la confrontación y facilitar un acercamiento, dejando de lado los conflictos judiciales y regulatorios que persisten.
No obstante, el desafío político de la actual secretaria de Estado de Energía no se limita al diálogo con el sector privado, ya que también deberá liderar la creación de la nueva Comisión Nacional de Energía (CNE). Un órgano pendiente de conformación que será clave para definir la política energética en los próximos años.
De modo que, a pesar de su bajo perfil político y su escasa presencia en redes sociales, Aagesen cuenta con el respaldo de actores como Greenpeace, que han destacado su experiencia y sensibilidad hacia cuestiones medioambientales.
Además fuentes gubernamentales aseguran que el nombramiento de la nueva ministra refuerza la continuidad en las políticas climáticas y energéticas del Ejecutivo, a la vez que responde a las exigencias de un contexto europeo en transformación, en el que España busca consolidarse como referente en la lucha contra la emergencia climática. Todo ello, bajo un mandato que estará marcado por la lucha contra la emergencia climática, la protección de ecosistemas como Doñana y la gestión de recursos hídricos en un contexto de sequía persistente.