El secretario general del PSOE-M, Juan Lobato, ha denunciado un “linchamiento” por parte de algunos dirigentes socialistas, asegurando que no dimitirá, pese a la creciente presión interna tras la polémica desatada por el registro notarial de una conversación de WhatsApp que involucra un correo electrónico con información confidencial del entorno de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.
En una comparecencia de tres minutos en la Asamblea de Madrid, sin preguntas de los medios y con una puesta en escena desprovista de apoyos visibles, Lobato defendió su actuación, asegurando que el registro del intercambio con Pilar Sánchez Acera, quien le envió el correo que presuntamente implicaba a la pareja de Ayuso en delitos fiscales, fue una medida preventiva para garantizar la transparencia.
“Si lo que se me dijo esa mañana, cuando se me mandó la documentación, era verdad, yo no veo cuál es el problema en acreditar el origen lícito de esa documentación, que eran los medios de comunicación, según se me dijo”, afirmó el líder de los socialistas madrileños, subrayando que “no entiende” la reacción de algunos dirigentes del partido.
En este sentido, Lobato señaló que parece que se está poniendo en duda la veracidad de lo que se le dijo aquella mañana, una situación que el portavoz socialista no contempla, argumentando que, si “fuera falso que el origen de esa documentación eran los medios de comunicación”, esto sería “bastante grave”.
Para terminar, Lobato respondió a las acusaciones de la presidenta madrileña, señalando que “el PSOE no es una secta, ni es una agencia de colocación de amigos a los que proteger”, sino un “partido democrático” con 145 años de historia, honestidad, sacrificio e integridad. “Un partido de militantes y de referentes políticos ejemplares. Y lo va a seguir siendo”, sentenció el dirigente madrileño.
Aumentan las presiones internas para una dimisión previa al Congreso Federal
Las declaraciones de Lobato se producen en un contexto marcado por la respuesta contundente de algunos sectores críticos de la formación madrileña, que exigen la dimisión del líder socialista antes del inicio del Congreso Federal, este viernes, el mismo día en que Lobato deberá declarar ante el Tribunal Supremo como testigo en la causa contra el Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, por revelación de secretos.
En este sentido, algunos dirigentes socialistas interpretan la actuación de Lobato como un gesto de desconfianza hacia el PSOE que complica aún más la ya debilitada cohesión de la federación madrileña. Un “acto torpe” que, según miembros del partido, ha mermado la confianza en el liderazgo del secretario general del PSOE-M, que ya se encontraba en entredicho ante la disconformidad de Ferraz con la oposición tibia y “sin colmillo” de Lobato frente a Isabel Díaz Ayuso.
El PP denuncia una “purga” contra Lobato por no colaborar con la corrupción del Gobierno
Ante la creciente presión interna y las exigencias de dimisión, la secretaria general del Partido Popular (PP), Cuca Gamarra, acusó al PSOE de llevar a cabo una “purga” contra Juan Lobato, a quien calificó como “el único que no ha colaborado con la corrupción”. Según Gamarra, la presión sobre el socialista madrileño es una muestra de cómo el “régimen sanchista” castiga a quienes no participan en sus supuestas maniobras políticas.
“Estamos ante la purga del único que no ha participado en la persecución diseñada desde Moncloa contra Ayuso”, aseguró Gamarra, subrayando que la posición de Lobato revela una “pinza” entre Pedro Sánchez, el Fiscal General del Estado y el líder madrileño, en un intento de utilizar el aparato del Estado contra sus adversarios políticos.
Asimismo, la secretaria popular ha sugerido que la polémica actual en la que se encuentra envuelto el líder madrileño es parte de una estrategia para desviar la atención de las críticas que enfrenta el Gobierno de Sánchez por los diferentes casos de corrupción. “Aquellos a los que señala la corrupción se resisten, mientras que los que no colaboran, como Lobato, son expulsados”, concluyó Gamarra.