Ha pasado un mes desde que la DANA arrasara la provincia de Valencia y sus consecuencias continúan siendo notables, especialmente en lo que más empieza a preocupar ahora: la presencia de polvo en suspensión que está provocando problemas en la calidad del aire. La Consellería de Sanidad de la Generalitat Valenciana ha advertido que «el movimiento de los lodos secos acumulados puede producir el aumento del polvo y las partículas suspendidas en el aire», pudiendo suponer «un riesgo para la salud de la población general y especialmente de aquellas personas vulnerables».
De esta forma, han lanzado una serie de recomendaciones y piden no participar en labores de limpieza a personas vulnerables (niños, personas mayores, embarazadas o con enfermedad agudas o crónicas como el asma); utilizar mascarilla FFP2 para realizar estas tareas; reducir las actividades al aire libre que no sean necesarias mientras se mantenga esta situación.
La ausencia de viento más unas altas temperaturas provocan que el polvo en suspensión se dispare. En este sentido, el CSIC está realizando análisis fisicoquímicos y de patógenos de lodos y de muestras de polvo procedentes del lodo seco, junto a ello, también prestará apoyo desplazando una unidad móvil de calidad del aire. El propio Ayuntamiento de Valencia declaró el lunes el protocolo de contaminación en episodio de tipo 1 y aunque, ayer martes, descendieron las concentraciones de partículas en suspensión registradas, las estaciones de medición de ‘Olivereta’, ‘Patraix’, y ‘Centro’ dieron un promedio de PM10 superior a 50 µg/m³. Esta situación está afectando también a las localidades damnificadas por la riada.