Los condenados ya habían cumplido 30 años de prisión por otros delitos relacionados con la banda terrorista.
Una sentencia que pone fin a 23 años de espera
La Audiencia Nacional ha impuesto un total de 74 años y cuatro meses de prisión a los etarras Imanol Miner Villanueva, Asier García Justo, Jon Zubiaurre Aguirre y Patxi Xabier Macazaga Azurmendi, quienes intentaron asesinar el 10 de noviembre de 2000 a los periodistas Aurora Intxausti, de El País, y Juan Palomo, de Antena 3, junto a su hijo de tan solo 18 meses.
Según la sentencia, los hechos tuvieron lugar cuando los acusados, miembros del comando Gaua de ETA, colocaron un artefacto explosivo en el felpudo de la vivienda familiar en San Sebastián. El dispositivo, preparado para detonar al abrir la puerta, falló debido a un error en la conexión entre el detonador y el explosivo, evitando lo que habría sido un trágico atentado.
Indemnización y medidas de protección para las víctimas
Además de la pena de prisión, la Audiencia Nacional ha establecido la prohibición de acercarse o comunicarse con las víctimas durante cinco años. Asimismo, los condenados deberán indemnizar a Aurora Intxausti con 150.000 euros y a Juan Palomo con 75.000 euros por los daños psicológicos y morales sufridos.
El tribunal considera que la pareja vivió un «daño moral incuestionable» al enfrentarse a un intento de asesinato en su propio domicilio, lo que les obligó a abandonar su residencia en el País Vasco, cambiar de trabajo y vivir bajo protección policial cada vez que regresaban a la región.
El atentado frustrado y su impacto en las víctimas
Según recoge la sentencia, el 10 de noviembre de 2000, Juan Palomo abrió la puerta de su vivienda para dirigirse al trabajo, momento en el que escuchó un sonido similar al de un petardo y descubrió una maceta sospechosa en el felpudo. Al percatarse del peligro, ordenó a su mujer que regresara al interior con su hijo pequeño.
El artefacto, compuesto por 2,5 kilos de dinamita y tornillería utilizada como metralla, no llegó a activarse, evitando así una tragedia. Sin embargo, el suceso marcó profundamente la vida de las víctimas, que declararon en el juicio cómo el atentado alteró su día a día y el de sus compañeros que permanecían en Euskadi.
El papel del comando Gaua en el atentado
Los acusados realizaron una exhaustiva labor de seguimiento para identificar el domicilio de los periodistas y planificar el atentado. Según la sentencia, la finalidad era «acabar con sus vidas y causar daños en el inmueble». El grupo colocó la bomba en el rellano de la puerta, buscando un impacto letal.
El fallo detalla la implicación de los cuatro condenados: Miner, García y Zubiaurre como autores materiales, y Macazaga como inductor del ataque. A pesar de sus confesiones durante el juicio, ya habían cumplido las penas máximas de 30 años establecidas por la legislación española en otros casos relacionados con ETA.
Una herida abierta en el periodismo y la sociedad vasca
El caso subraya el impacto del terrorismo en la libertad de prensa durante los años más activos de ETA. Los periodistas afectados, al igual que muchos de sus colegas, vivieron bajo constante amenaza, con medidas de seguridad extremas para garantizar su supervivencia y la de sus familias.
Esta condena, aunque tardía, representa un paso más en la reparación de las víctimas y el recuerdo de un tiempo en el que la amenaza terrorista era una constante en la vida cotidiana del País Vasco.