La ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría, ha dado un paso adelante en su trayectoria política al anunciar este sábado su candidatura para liderar el PSOE en Aragón. En un mitin celebrado en La Zaida, el pueblo natal de Alegría en Zaragoza, la ministra dejó claro su compromiso con el futuro del partido y su intención de asumir el liderazgo de los socialistas aragoneses en sustitución del actual secretario general autonómico, Javier Lambán, quien ha estado al frente de la federación desde 2015.
Arropada por alcaldes y militantes de las tres provincias aragonesas, Alegría destacó la labor realizada por los expresidentes socialistas, Marcelino Iglesias y Javier Lambán. En este sentido, Alegría elogió especialmente la lucha de Iglesias contra el trasvase del río Ebro y su impulso a la logística, así como el trabajo de Lambán para colocar a Aragón en el mapa nacional y atraer inversiones. “Jorge Azcón vive de las rentas”, señaló la ministra, criticando al actual presidente por aprovechar los logros de los anteriores gobiernos socialistas.
Asimismo durante su intervención, Alegría advirtió sobre la posible campaña de ataques por parte del PP. “Llegarán los insultos y las infamias”, afirmó, advirtiendo que esta vez los populares “han chocado con hueso duro”. En este sentido, Alegría agradeció públicamente al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, su confianza y “la oportunidad de llevar adelante este proyecto transformador”.
De esta manera, Pilar Alegría se convierte en la primera en oficializar su candidatura, aunque todo apunta a que no será la única aspirante, ya que, desde sectores cercanos al todavía secretario general autonómico, Javier Lambán, se perfilan posibles rivales, como José Antonio Sánchez Quero, secretario provincial del PSOE en Zaragoza, y Mayte Pérez, portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento aragonés y referente del partido en Teruel.
No obstante, de conseguir la victoria en el congreso regional que se celebrará en marzo de 2025, Alegría estará al frente de una de las federaciones más críticas con las líneas estratégicas impulsadas por Pedro Sánchez, como los acuerdos con el independentismo, la ley de amnistía o el modelo de financiación autonómica singular para Cataluña.
Pilar Alegría, una candidata estratégica con trayectoria consolidada
Pilar Alegría ha demostrado ser una figura política de peso dentro del PSOE. Como una de las principales colaboradoras de Pedro Sánchez, lideró la delegación aragonesa en el 41º Congreso Federal y negoció directamente con el presidente para garantizar la representación de Aragón en la Ejecutiva Federal. Unos movimientos que le permitieron ampliar su base de apoyos y demostrar su capacidad para tender puentes hacia sectores inicialmente distantes, como evidenció al impulsar a Manuela Berges.
Sin embargo, su trayectoria no ha estado exenta de contratiempos, ya que, aunque Alegría fue la candidata más votada en las elecciones municipales de Zaragoza, el pacto entre PP y Ciudadanos impidió que gobernara, dejando la alcaldía en manos de Jorge Azcón. Un antecedente que podría ser utilizado por sus oponentes para cuestionar su capacidad de generar consensos en contextos políticamente adversos.
El desafío de un partido dividido
La candidatura de Alegría se enmarca en un contexto de fragmentación interna dentro del PSOE aragonés, pues, mientras que la ministra cuenta con un sólido respaldo en Huesca, en Zaragoza y Teruel predominan las figuras cercanas a Javier Lambán, quien ha sido muy crítico con la idea de que una ministra del Gobierno central asuma la dirección del partido en la región. En este sentido, Lambán ha calificado esta posibilidad como una “anomalía” y ha defendido la necesidad de cohesión entre las provincias para garantizar la estabilidad que, según él, caracterizó su etapa como presidente autonómico.
De modo que, si Alegría logra imponerse en las primarias, la ministra y portavoz del Gobierno no solo reforzará la presencia de Sánchez en una federación clave, sino que también asumirá el desafío de unificar un partido marcado por las tensiones internas y las diferencias territoriales.