El nombre de Ana Orantes siempre estará ligado a la regulación en España de la violencia contra la mujer. Este sábado 28 de diciembre se cumplen 20 años de la publicación en el BOE de la primera ley que estableció penas contra los perpetradores de malos tratos contra las mujeres.
Fue necesario, para ello, que Ana Orantes acudiese a un programa de televisión en 1997 para narrar cómo, durante 40 años, había sido maltratada por su marido. Tan sólo 13 días después… fue vilmente asesinada.
Pero, gracias a su testimonio, y al eco que los medios de comunicación se hicieron de su ‘caso’, la violencia contra la mujer trascendió del ámbito privado al ámbito de lo público. El asesinato de Ana Orantes fue el punto de inflexión.
El 28 de diciembre de 2004 se publicó en el BOE la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Y, desde entonces, y aunque todavía queda mucho por hacer, las cifras recogidas por el Consejo General del Poder Judicial o el Observatorio de Violencia Contra la Mujer arrojan esperanza para aquellas mujeres que, a día de hoy, sufren los malos tratos en silencio .
Cuando una mujer es asesinada, tendemos a fijarnos únicamente en la cifra de mujeres que han sido asesinadas hasta ese momento; en si había puesto denuncia o no; en que el asesino actuaba bajo los efectos de alguna droga o el alcohol (cuando eso no es determinante); en aportar detalles sobre un hipotético perfil de maltratadores y maltratadas (que no debe establecerse, para no sumir en la vergüenza a aquellas mujeres que no responden a esos perfiles, y porque la violencia contra la mujer se produce en cualquier nivel social, cultural o profesional)… y, en definitiva, en una breve pieza informativa en la que, salvo el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, está exenta de contextualización.
Y esa ausencia de contextualización no ayuda a las mujeres que están siendo maltratadas. La impresión que se les ofrece es que da igual si denuncian o no, y que no hay salida. Pero los datos, las cifras, muestran lo contrario.
Cifras esperanzadoras para las mujeres que sufren malos tratos en silencio
Desde 2003, año en el que, con carácter oficial, se inició el recuento de víctimas mortales por violencia de género, las cifras (aunque todavía siguen siendo altas) han disminuido: de 71 víctimas en 2003 a 56 en 2023.
Pero, si en lugar de observar sólo el número de mujeres asesinadas (que no se puede obviar), nos fijamos también en el número de denuncias que se interponen (también por familiares o allegados) en relación con las cifras de asesinatos, la perspectiva que se traslada a las víctimas es completamente diferente.
En 2023, por ejemplo, los 10 indicadores ‘clave’ recogidos por el Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer reflejaban lo siguiente:
- El número de denuncias tramitadas fue de 199.282.
- La cifra de enjuiciados ascendió a 60.830.
- El porcentaje de condenas superó el 80 %.
- Las órdenes y medidas de protección penales alcanzaron las 35.551.
Además, y según los datos facilitados por el Poder Judicial correspondientes al año 2023, 8 de cada 10 sentencias fueron condenatorias; la suma de las órdenes de protección acordadas ascendió a 35.551, un 8,24 % más que en 2022; y los órganos judiciales dictaron un total de 20.757 medidas cautelares civiles, cuya finalidad era la protección de la mujer y de los menores en tanto se resolvía el proceso penal.
Cómo y quién puede denunciar
El Ministerio de Igualdad, por medio de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, presta el Servicio telefónico de información, de asesoramiento jurídico y de atención psicosocial inmediata por personal especializado a todas las formas de violencia contra las mujeres.
Ese servicio está disponible a través del número telefónico de marcación abreviada 016; por WhatsApp en el número 600 000 016; a través de un chat online en la página web de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género y por correo electrónico al servicio 016 online: [email protected].
Desde la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género explican que «en numerosas ocasiones son las propias víctimas las que se oponen a denunciar a su agresor por diversas razones, entre las que se pueden incluir el miedo, la culpabilidad, la vergüenza, la falta de redes de apoyo social o familiar o la dependencia económica del agresor».
Esta resistencia puede provocar incomprensión en el entorno, «por lo que la ayuda que personas cercanas (familiares, amistades, compañeros de trabajo) pueden brindarle es esencial», pero teniendo en cuenta «que no hay que presionar a la víctima» y que el teléfono 016 también está disponible para las personas del entorno de la mujer que está siendo maltratada.