El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el anteproyecto de Ley para la Prevención del Consumo de Alcohol en Menores, una normativa que busca dar respuesta a uno de los problemas más graves de salud pública: el consumo precoz y abusivo de alcohol entre adolescentes. Así lo ha anunciado la ministra de Sanidad, Mónica García, quien ha calificado la ley como «pionera» y «ambiciosa», al plantear por primera vez una estrategia integral que no solo prohíbe el consumo por parte de los menores, sino que también limita la venta, publicidad, patrocinio y promoción de bebidas alcohólicas dirigidas a este colectivo.
En este sentido, la ministra ha explicado que el anteproyecto —elaborado a partir de las recomendaciones de la Ponencia «Menores sin alcohol» de la Comisión Mixta Congreso-Senado para el Estudio del Problema de las Drogas— responde a una creciente preocupación social, avalada por los últimos datos de la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES 2023), según los cuales el 75,9 % de los adolescentes de entre 14 y 18 años ha probado el alcohol, y más de la mitad (56,6 %) lo ha consumido en el último mes.
Además, las cifras sugieren que el 93 % de los menores considera que es fácil o muy fácil conseguirlo, y la edad media de inicio en el consumo sigue anclada en los 14 años, una cifra que continúa alarmando tanto a las autoridades sanitarias como educativas.
Asimismo, la ministra ha recordado que son numerosos los estudios que demuestran que no existe un consumo de alcohol que pueda considerarse «seguro», subrayando que esta sustancia «no aporta ningún tipo de beneficio para la salud». «Esta es una ley pionera que armoniza todas las leyes que teníamos a lo largo de nuestro territorio, leyes de las comunidades o leyes incluso municipales que abordaban este problema. Armoniza todas las medidas que ya estaban en marcha y añade unas medidas nuevas», ha señalado, insistiendo en la necesidad de romper definitivamente con la normalización que rodea al consumo juvenil, a menudo trivializado o incluso alentado por determinados mensajes publicitarios o contextos sociales.
Medidas clave para prevenir el consumo de alcohol entre los menores de edad
Entre las medidas más destacadas, la ley prohíbe por completo el consumo de alcohol en cualquier espacio donde haya menores. Esto incluye no solo los centros educativos de todos los niveles —desde infantil hasta formación profesional—, sino también residencias de estudiantes que admitan menores, centros de protección, espacios deportivos, de ocio y espectáculos dirigidos a ellos. De modo que solo quedarán excluidas de esta regulación las universidades y las bebidas fermentadas con menos de 0,5 % de alcohol, como algunas cervezas 0,0.
Además, por primera vez, tanto la policía como la Guardia Civil podrán realizar pruebas de alcoholemia a menores y mayores de edad en lugares y circunstancias específicas donde el consumo de alcohol esté prohibido, como en colegios e institutos. No obstante, estas pruebas, rápidas y no invasivas, podrán ser repetidas a solicitud de la persona afectada para confirmar el resultado.
La ley también contempla un régimen de sanciones económicas que oscilan entre los 60 y los 600.000 euros, dependiendo de la gravedad de la infracción e incluyendo la posibilidad de clausurar temporal o definitivamente el establecimiento que incumpla la normativa. En el caso de los menores, las multas podrán sustituirse por la obligación de asistir a programas de sensibilización, prevención o rehabilitación, con el fin de corregir conductas y evitar recaídas.
Otra de las grandes apuestas de este anteproyecto de ley es la prohibición de la publicidad y patrocinio de bebidas alcohólicas dirigidas a menores. No se permitirá ningún tipo de anuncio que pueda atraer al público adolescente, incluidos aquellos protagonizados por jóvenes menores de 21 años o por personajes —reales o ficticios— que sean especialmente populares entre adolescentes. Además, no podrá haber publicidad de alcohol a menos de 150 metros de colegios, hospitales o parques infantiles, ni en mobiliario de terrazas —como sillas, mesas o sombrillas— situadas cerca de estos espacios.
Respecto a la venta, se endurecen las condiciones de acceso. Las máquinas expendedoras deberán contar con sistemas de control de edad y vigilancia directa, y no podrán estar en la vía pública ni en cualquier lugar donde no se pueda garantizar su supervisión. Además, los productos alcohólicos en tiendas de autoservicio deberán colocarse en espacios separados y alejados de las zonas destinadas a menores, y quedará prohibida su venta en comercios especializados en productos infantiles o mediante venta ambulante sin licencia.
Asimismo, el anteproyecto también permite a las administraciones públicas limitar la apertura de nuevos locales que vendan alcohol cerca de espacios frecuentados por menores, como colegios o polideportivos. «Teniendo en cuenta la concentración de puntos de venta minorista de bebidas en las inmediaciones de centros educativos, de protección social de personas menores de edad o establecimientos en los que se desarrollen espectáculos o actividades recreativas públicas destinadas a menores de edad», precisa el texto.
Sin embargo, la nueva normativa no solo busca prohibir, sino también prevenir y educar. Por eso, introduce protocolos específicos en los centros sanitarios para detectar de forma precoz el consumo de alcohol en menores, incluyendo su registro en las historias clínicas. En esta misma línea, se plantea una intervención integral cuando un menor llegue a urgencias por intoxicación etílica, evaluando no solo su situación médica, sino también su situación psicológica y social.
En el ámbito educativo, se incorporarán contenidos específicos sobre prevención del alcohol en todas las etapas formativas y se formará a los docentes para saber cómo actuar ante estos casos. A su vez, se desplegarán programas dirigidos a las familias, especialmente a aquellas en situación de vulnerabilidad, con el fin de capacitarlas para prevenir y abordar el consumo de alcohol de sus hijos.
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