El poblado chabolista de El Ventorro, en distrito de Villaverde, el último gran núcleo de infraviviendas de la ciudad de Madrid, ha pasado ya a la historia tras el desmantelamiento de las últimas infraviviendas y el realojo de 65 familias.
Así, hoy se realojan las últimas 16 familias gracias al trabajo conjunto de las administraciones local y regional, que han financiado a partes iguales el proceso de desmantelamiento y realojo, que supondrá una inversión total de 19,5 millones de euros.
Otras 12 familias que vivían en El Ventorro no han cumplido las características para ser realojadas, como el caso de Consuelo, su marido y su hija, aunque las administraciones ha prometido estudiar su caso para ofrecerles una solución habitacional.
Hasta ese lugar han acudido esta mañana los consejeros de la Comunidad de Madrid de Presidencia y Vivienda, Salvador Victoria y Pablo Cavero, respectivamente, y el consejero delegado de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS), Fermín Oslé, quien han visitado el poblado para ser testigos de casos como el de Samuel, Azucena y sus hijas, una de las últimas familias que dejan sus chabolas para vivir en un piso cercano.
El convenio entre Ayuntamiento y Comunidad, firmado en 2008, incluía cuatro núcleos chabolistas y barrios de tipología especial –El Cañaveral (realojadas 79 familias), Las Mimbreras (66 familias), El Ventorro (65 familias) y Santa Catalina (99 familias)–. Así se han llevado a cabo 309 realojos de más de 1.200 personas, cifra a la que hay que sumar otras 136 familias más, realojadas directamente por el Ayuntamiento de Madrid, que residían en estos poblados en viviendas de estado deficiente asumidas por la EMVS.
La inversión prevista era de 110 millones de euros, aportados al 50 por ciento por el Instituto de Realojamiento e Integración Social (IRIS) y la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS), para la demolición de las infraviviendas y el realojo de los residentes que cumplieran los requisitos fijados en el convenio
LOS POBLADOS QUE QUEDAN
El poblado de El Ventorro, que se asienta desde hace 40 años en Villaverde, es el penúltimo núcleo chabolista de la capital, ya que queda El Gallinero. En el resto de la región, queda 'Río Guadarrama-Las Sabinas', en Móstoles, además de las construcciones ilegales de distinta tipología de la Cañada Real Galiana, que cuenta con una ley propia.
El del 'Río Guadarrama-Las Sabinas' también va a ser demolido próximamente, gracias a la firma de un convenio suscrito en noviembre entre el Gobierno autonómico y el Ayuntamiento de Móstoles. En el Gallinero está trabajando el IRIS prestando atención social y educativa a las familias, pero que según la Comunidad «por sus características no son susceptibles de ser realojadas».
Desde la firma de los convenios, se han modificado los criterios de realojo con el fin readaptar la intervención a la realidad social, mejorando la respuesta de las administraciones e incrementando las familias con derecho al realojo en una vivienda digna.
Este trabajo para erradicar el chabolismo en toda la capital se ha realizado desde el año2003. En ocasiones mediante actuaciones conjuntas con la Comunidad de Madrid, o a través de iniciativas exclusivamente municipales, como en los poblados de Pitis, La Quinta, Mimbreras I, y Puerta de Hierro, se ha avanzado en el proceso de desmantelamiento y realojo de los núcleos chabolistas y barrios de tipología especial de la capital.
Con el realojo de las familias no se pone fin a las situaciones de exclusión sino que es necesaria una intervención social que trabaja por su integración desde los ámbitos de la educación, el empleo, la salud, la cultura o las costumbres, que eviten que se perpetúe la marginalidad. De ello se ocupa el servicio de asistencia vecinal ASIVECAM.