Varios sectores del PP madrileño se han movilizado para conseguir que el partido nombre una gestora que sustituya a Esperanza Aguirre al frente de la formación en Madrid. Aguirre es una figura discutida, pero más allá de los resultados electorales y las revelaciones de la ‘Operación Púnica’, ha sido la gestión de los pactos postelectorales en cientos de ayuntamientos donde el PP es la lista más votada pero está en la oposición, la gota que ha colmado el vaso. La operación busca que una gestora –curiosamente al igual que sucede en el partido Socialista de Madrid– se hiciera cargo de las riendas del PP madrileño hasta el próximo congreso regional.
Es la primera vez que en Madrid se levantan voces críticas contra el poder total que la líder de la oposición municipal ha tenido siempre. Un destacado miembro del PP asegura a EstrellaDigital.es que “lo que no puede es ir diciendo lo que piensa sin analizar los daños que puedes causar, lo de la naturalidad nos ha costado el Ayuntamiento de Madrid, le hemos hecho la campaña a la izquierda”. Muchos responsables del PP en Madrid consideran que la campaña fue equivocada y que el ataque frontal a Manuela Carmena –muy poco conocida antes de las elecciones– acabaron dando relevancia a la hoy alcaldesa de Madrid.
Esperanza Aguirre ha mantenido un modo de liderazgo muy directo. “Siempre está al móvil, pendiente, mensajes, llamadas. No ha dejado de estar pendiente de cada cosa”, explica una destacada dirigente a este diario. El control del PP de Madrid ha sido, por tanto, férreo, sin posibilidades a liderazgos paralelos.
El secretario general del PP de Madrid es aún hoy Ignacio González. Ni siquiera cuando Aguirre dijo retirarse de la primera línea política quiso ceder a su “delfín” el liderazgo del partido, la presidencia del mismo. “Esperanza es muy consciente de que un líder político ha de tener territorio”, explica otro miembro –un aguirrista– del PP de Madrid.
Las alternativas que se ofrecen al PP de Madrid, si se produjera la salida de Aguirre de la presidencia, básicamente son dos, según explica un viejo conocedor de la maquinaria de Génova: “O se tira de una figura neutral, equidistante, que no esté ni en el Ayuntamiento ni en la Asamblea, o bien se mantiene la tradición que empezó la propia Esperanza y es Cristina Cifuentes quien lidera el partido”.
Las revelaciones de la ‘Operación Púnica’ no ayudan mucho a Esperanza Aguirre en este sentido: “Hace lo contrario de lo que recomienda a nivel nacional”, asegura a este diario un dirigente del PP de Madrid. Aguirre no está implicada en caso alguno de corrupción, pero que esté en prisión su antigua mano derecha, Francisco Granados, con los modos que ha desvelado el sumario, erosiona gravemente el crédito de a quien los críticos ya llaman sin disimulo “la marquesa”. Aguirre no ha pagado peaje alguno por la presencia en la trama Gürtel de alguien aún más cercano a ella en su momento que el mismísimo Granados: Alberto López Viejo, con quien fuentes de la trama aseguran que hubo una extraordinaria complicidad personal.
Los resultados electorales de Cristina Cifuentes, y sobre todo haber pilotado la negociación que la ha llevado a la presidencia de Madrid, son su mejor aval de cara a liderar el partido en Madrid. La presidenta de la Comunidad ahora cuenta con un equipo numeroso, mientras que cuando llegó a la sede de Genova para preparar la campaña electoral el desdén del equipo de Aguirre produjo situaciones hasta violentas.
Lo que parece claro es que la paciencia del partido en Madrid se ha agotado. Urge un nuevo nombre para liderar, y tanto que están dispuestos a aceptar la gestora que nombre Génova. Eso sí, la Génova de las plantas de arriba, que es donde está la sede nacional. La local está también en Génova, 13, pero unos pisos más abajo.