lunes, noviembre 25, 2024
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De repente… el último contrato

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Se levanta a las siete de la mañana, sube al coche y conduce desde su casa en Vallecas hasta el instituto para dar clase de Historia y Geografía a grupos de estudiantes de secundaria. Pero no siempre es el mismo camino, ni son siempre los mismos alumnos. A veces le toca hacer trayectos largos, otras veces más cortos. A veces clases conflictivas, a veces clases más llevaderas. Una semana se desplaza hasta Daganzo de Arriba, un municipio en el Corredor del Henares, la siguiente a Mejorada del Campo, otra a Moratalaz  hasta acabar en Pinto. Javier Corazón tiene 40 años, es profesor interino en la Comunidad de Madrid y desde que aprobó las oposiciones en el año 2008 vive en un bucle de cambio constante. “Los interinos tenemos mucha experiencia y mucha cintura, estamos preparados para todo”, asegura a Estrelladigital.es.

Se ha acostumbrado a los desplazamientos, a no cobrar los meses de verano, a hacerse con clases desconocidas y a ganarse la confianza de sus compañeros en tiempo récord. Cinco días, un mes o tres meses y vuelta a empezar. Aunque lo que peor lleva es que no suene el teléfono. En el 2012 solo le llamaron para trabajar una semana en junio para corregir exámenes de alumnos que ni siquiera conocía. El centro estaba a 90 km de su casa y en pocos días hizo casi 1000. “Demostramos que queremos ser profesores, que no nos importa el dinero y que defendemos la escuela pública”, explica. El primer año que comenzó a trabajar, en enero de 2009, estaba soltero y sin hijos, pero poco después formó una familia. “Mi mujer trabaja y nos apañamos. Si estuviera solo tendría que haber abandonado por que hay temporadas que estás sin cobrar. Llegas a plantearte si merece la pena y he tenido crisis de querer abandonar, pero es un trabajo que me gusta y me siento satisfecho y realizado”, comenta.

Javier se presenta cada dos años a las oposiciones a pesar de que el primer año que se enfrentó a ellas las aprobó. Pero criar a dos niños pequeños, preparar las clases y estudiar a la vez, se hace cada vez más difícil. “Tener dos hijos y estar haciendo exámenes es un poco raro. La gran injusticia es que nos obliguen a hacer la oposición aunque la hayas aprobado. Llevo trabajando ocho años y creo que ya he demostrado que tengo experiencia. Es un grado de estrés muy grande”, critica.

«La Comunidad de Madrid está incumpliendo la normativa»

Desde Comisiones Obreras han lanzado una campaña de denuncia jurídica por la situación laboral que sufre el profesorado temporal. “Hay muchas plazas que llevan siendo temporales mucho tiempo, es un puesto que no tiene ningún titular y que todos los años lo cubre un interino”, afirma Hector Adsuar, portavoz de la organización. El sindicato considera que, según las directrices marcadas por la Unión Europea sobre la estabilidad del empleo público, la Comunidad de Madrid está incumpliendo la normativa. “No se puede estar manteniendo a gente temporal año tras año en esas plazas, deberían ser fijas y salir a oferta de empleo público para que las ocupe alguien de manera estable”, añade Adsuar. Y casi siempre, jornada parcial. «Ahora es algo generalizado. Se ve obligados a aceptar puestos de media jornada, de un tercio o incluso de un cuarto de jornada. Además, los interinos están sujetos a la ley de incompatibilidades de funcionarios. Si tienes mala suerte de que te toque un cuarto de jornada no puedes si quiera buscarte otro trabajo. Trabajar un cuarto de jornada es un cuarto de sueldo«, señala el portavoz.

La organización sindical denuncia la insuficiencia de plazas convocadas en el concurso público y ha exigido a todas las fuerzas políticas un plan de empleo de 15.000 docentes con la incorporación inmediata de 7.500 para el próximo curso 2015-2016. El pasado mes de junio se convocaron un total de 660 plazas, en concreto 580 puestos para el Cuerpo de Maestros y 80 para el Cuerpo de Profesorado de Secundaria. “Hay muy pocas plazas y sobre todo es una sensación de inseguridad vital para cualquier interino o interina. Aprueban las oposiciones y tienen trabajo para dos años, luego las tienen que volver a hacer aunque ya han demostrado que las han aprobado. Da igual los años de experiencia que tenga, las veces que aprueben, que la siguiente vez se juegan la vida igual y si les sale mal les echan”, dice Adsuar.

Es más, desde CC.OO también denuncian los problemas de “organización, de fiabilidad y de validez” que presentan los procesos de oposición. Este mismo año el sindicato ha explicado a través de un comunicado que han recogido numerosas incidencias. La más repetida, según afirma la organización, ha sido la “supuesta” filtración del examen de cultura general a través de las redes sociales y mensajes de Whatsapp que alertaron sobre la posibilidad de que una de las preguntas fuese sobre un texto de El Quijote, y finalmente sucedió. Por otro lado, el examen contenía ejercicios matemáticos con los mismos datos y resultados que han sido utilizados en una academia de preparación de oposiciones. Por último, CC.OO ha vuelto a verificar que en un “breve espacio de tiempo” una academia fue capaz de conseguir el examen, resolverlo y distribuirlo a la salida de las oposiciones. “Algo que CC.OO ha llevado en varias ocasiones ante el Ministerio Fiscal y la Dirección General de Recursos Humanos”, dice el escrito.  

Ruptura del acuerdo 

Aunque la Comunidad Educativa y las organizaciones sindicales sostienen que el verdadero problema reside en el cambio de normativa perpetrado de manera “unilateral” por la Consejería de Educación en 2013, entonces encabezada por Lucía Figar, para modificar el sistema de contratación de profesores interinos. A través de un decreto, la consejera ‘popular’ reformó los baremos de contratación del profesorado de manera que la experiencia y los méritos ahora computan menos y el resultado de la nota obtenida en los exámenes de oposición cuenta un 80%, entre otras cosas. Además, solo entra en la lista los opositores que han aprobado las dos últimas convocatorias.

Mari Ángeles Sánchez tiene 55 años y es profesora desde el año 1995. Se ha enfrentado ocho veces a las oposiciones hasta que tras la aprobación del decreto se quedó sin trabajo a pesar de que formaba parte de las listas para ejercer como profesora interina. “Me llamaron y me pidieron todos los certificados de mis titulaciones, como si no hubiera trabajado nunca. Me dijeron que mis títulos ya no valían. Una diplomatura de profesora de EGB con especialidad y cuatro años de conservatorio que me habilitaba hasta entonces para trabajar por música, pero la Consejería de golpe y plumazo me inhabilita”. Para poder volver a ejercer, puesto que así lo exige la nueva normativa, tuvo que realizar una adaptación al grado que solo se oferta en universidades privadas. “Me mandaron al paro porque les dio la gana. Resulta que he valido casi veinte años para trabajar, tengo experiencia en música más de diez años en educación infantil y primaria y ahora me dicen que no vale ni mi experiencia ni mi título”, recalca. Obtener los nuevos certificados le ha supuesto un gasto de cerca de 7.000 euros. “Esto lo pide solo la Comunidad de Madrid. Me lo he tenido que pagar yo en la universidad privada con mi paro. La adaptación al grado de infantil me ha costado más de 3.000 euros, la adaptación al grado de primaria que me ha costado otros 3.000 euros. También quiero sacarme la mención por música por si acaso”, afirma.

Las organizaciones sindicales y la Comunidad Educativa apuestan por volver al acuerdo sellado en el año 2006. “Es un acuerdo muy bueno que, de hecho, fue muy valorado en general porque era muy equilibrado. Llevó mucho trabajo, mucho análisis, mucha reflexión y mucha negociación”, aclara Adsuar. Comisiones Obreras pide que se “vuelva a una cuestión lógica” y que se reanude el acuerdo sectorial para solucionar el problema.

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