martes, septiembre 24, 2024
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Manuela se marca un Carmena

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Podría decirse que ha nacido el «marcarse un Carmena». Consiste más que en hablar, en pensar en alto, ocurrencias maduradas solo en su mente, no se sabe desde cuándo ni cómo llegaron allí, relatadas a voz en cuello ante los micrófonos, que provocan escalofríos de pánico muchas veces en sus propias filas. Fue en parte su espontaneidad la que la elevó al trono del Consistorio madrileño el pasado 24 de mayo. Pero también podría acabar con ella antes de lo previsto. El Ayuntamiento de Madrid gestionado por Ahora Madrid, y en concreto su alcaldesa, Manuela Carmena, vuelve a protagonizar la polémica de la semana. La limpieza de la capital se está convirtiendo en uno de los puntos débiles de su gestión, y la desesperación por hacer frente al problema le ha llevado a convertirse en el centro de la diana de las críticas de las últimas horas. El Ayuntamiento de Madrid ya anunció esta semana que había llegado a un acuerdo con las empresas que se encargan de la limpieza de las calles y del cuidado de los parques de la capital para incrementar en 500 trabajadores sus plantillas «de forma progresiva». De la última ocurrencia, las «brigadas de barrenderos universitarios voluntarios», el propio consistorio ha dicho que «estudiará la idea» y la portavoz, Rita Maestre, ha reconocido que «no es un plan en desarrollo», sino «una reflexión de la alcaldesa». O sea, que se dijo sin estudiar.

Teniendo en cuenta que en los últimos dos años las concesionarias han reducido sus plantillas en torno a 2.500 barrenderos, parecía evidente que con los 500 prometidos no sería suficiente para solucionar el problema. Consciente de ello, a Carmena no se le ocurrió otra cosa durante su intervención en la inauguración de la XIII Jornada de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, organizada por el periódico Madridiario, este viernes que plantear una propuesta que en absoluto ha pasado desapercibida: «El Ayuntamiento está intentando poner en marcha un servicio social de trabajo universitario para que los jóvenes ayuden a barrer la ciudad». Y no se quedó ahí. Con esta iniciativa también intentó dar solución además a una práctica ya prohibida por ley como es el caso del botellón. Según Carmena, con este «servicio social», los estudiantes podrían convertirse en «gestores de los grandes acontecimientos juveniles», como «los botellones», donde ha dicho que «normalmente la basura que se acumula es incalculable». 

Unas controvertidas declaraciones, -muy parecidas, por cierto, a las que hizo la exalcaldesa Ana Botella en 2012, cuando propuso cubrir con «voluntarios» una parte de los servicios públicos (ella se refería a las bibliotecas)-, que no han tardado en incendiar a la oposición municipal y que han obligado al propio equipo de Ahora Madrid a matizarlas. La portavoz del Ayuntamiento, Rita Maestre, aseguró este viernes que la propuesta de Carmena era una «reflexión en voz alta», y dio a entender que la alcaldesa iba por libre. Una muestra más de la descoordinación que existe en el seno de la misma formación gobernadora. Tal y como relatan a estrelladigital.es fuentes internas del Ayuntamiento, existe una importante división interna en Ahora Madrid entre «los concejales de Podemos y el resto». Y este tipo de episodios no hacen otra cosa que engordar aún más esta división. Y lo cierto es que en estos cuatro meses de mandato, salidas de tono de este tipo no han faltado.

«El programa de Ahora Madrid se fue construyendo poco a poco, se incluyeron muchas sugerencias y cuando asumí la candidatura dije desde un primer momento que lo entendía (el programa) como un conjunto de sugerencias pero que no todas se podían entender como presupuestos de implicación programática activa». Con esta incendiaria declaración prácticamente arrancó la legislatura. Así fue como la flamante alcaldesa anunció que no daría cumplimiento a una de sus principales promesas electorales: la creación de un banco público municipal. 

Poco después llegó el momento de hablar de la limpieza en los colegios. De ahí, que la portavoz del PP en el Ayuntamiento, Esperanza Aguirre, hablara este lunes de la «obsesión» de Carmena con la limpieza. Entonces, la alcaldesa de Madrid no habló de voluntariado, como ahora, sino de la constitución de cooperativas de «madres» que se encarguen de la limpieza de los colegios e institutos madrileños. «Limpian algo que les importa y eso a su vez tiene un valor social añadido porque limpias mejor cuando limpias que sabes (que es) para algo y puedes tener una actitud pedagógica con los estudiantes», llegó a apuntar Carmena. Minutos después su equipo tuvo que rectificar en Twitter y aclarar que la medida se refería a «padres y madres». Las críticas tampoco faltaron. Entonces, la asociación Mujeres en Igualdad denunció, aunque posteriormente se concretara que la propuesta era para madres y padres, el hecho de que al principio se hablara de las madres exclusivamente «responde a un machismo que ya no tiene cabida». Y por supuesto, los sindicatos tampoco se callaron. UGT le exigió «meditar» más la propuesta; y CCOO le recordó la existencia de un convenio colectivo de los trabajadores de limpieza de edificios y locales de Madrid.

A continuación llegó el momento de hablar de la pobreza infantil en Madrid. Y en este asunto tampoco acabó de estar acertada. Manuela Carmena aseguró que basaba su política contra la malnutrición infantil en una encuesta efectuada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2013. Esta encuesta aseguraba que hay un 35% de la población en riesgo de pobreza; extrapolando esos datos, la alcaldesa aseguraba que hay 25.000 niños con déficit de alimentación en la capital de España. Sin embargo, ella misma reconoció que los servicios sociales del Ayuntamiento sólo tenían localizados 2.700, y que tras la llegada de Ahora Madrid al Gobierno municipal, «se han encontrado algunos casos más». Son los mismos que tenían registrados los servicios sociales antes de las elecciones. Estrelladigital.es se intentó poner en contacto con el Ayuntamiento de la capital para aclarar este baile de cifras ofrecido por la alcaldesa, pero nunca obtuvo respuesta.

Carmena también ha decidido unilateralmente que durante su mandato no va a ser partidaria de organizar ni participar en actos protocolarios, pues su prioridad será dedicarse a la gestión en sí del Consistorio y de las necesidades de los madrileños. Y así lo ha hecho. El pasado julio, la alcaldesa de Madrid, no acudió a la cena de gala que los Reyes ofrecieron en el Palacio Real al presidente de Perú, Ollanta Humala, con motivo de su visita de Estado a España. Una decisión que por supuesto también ha sido criticada desde varios sectores públicos. Se entiende que la asistencia de la máxima autoridad municipal de Madrid a este tipo de eventos no entiende de gustos, puesto que no acude en su nombre, sino en el de todos los madrileños. «Yo no soy mucho de cenar», así zanjó la alcaldesa madrileña la polémica, que no necesitó ni inventarse una excusa oficial.

Hoy sigue sentada en el trono municipal, pero las teorías conspiratorias que circulan por el Palacio de Cibeles no son pocas. Y es precisamente en la fachada de este emblemático edificio, donde aún luce una llamativa pancarta. «Refugees Welcome», reza la leyenda. Fue el gesto simbólico con el que el Consistorio madrileño quiso solidarizarse hace un mes con el drama de los refugiados que llegaban a Europa procedentes de los conflictos que debastan Oriente Próximo. Anunció que la pancarta, cuyo precio ascendió a 434,15 euros, estaría colgada al menos una semana. Hoy, un mes después, ni la pancarta se ha quitado, ni ningún refugiado ha llegado aún a Madrid a que le dieran el «welcome».

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