La velocidad en la M30 y accesos a Madrid está limitada a menos de 70 kilçometros por hora por decisión del Ayuntamiento de Madrid, dados los nieveles de dióxido de nitrógeno de la ciudad. Es el primer paso, llamado «escenario 1» de los previstos por la ordenanza municipal que aprobó la alcaldesa Ana Botella en marzo. El nuevo Gobierno municipal quiere endurecer estas medidas por medio de una nueva ordenanza que espera sacar adlante en menos de un mes.
La situación anticiclónica y el arrancado de las calefacciones forman la «tormenta perfecta» de polución de la capital cada inicio del otoño. Al menos dos medidores del Ayuntamiento han dado valores excesivos dos horas seguidas estos días, lo que automáticamente pone en marcha el plan de contingencia. Los siguientes escenarios pasan por a prohibición de circulación alterna a matrículas pares o impares y el aarcamiento en zonas de residentes (verdes), y finalmente la prohibición del tráfico privado. La situación anticiclónica se prevé al menos hasta el martes de la semana que viene (17 de noviembre), con lo que los conductores deben prepararse para la mayor dureza en estas restricciones de tráfico.
Pero el Gobierno de Carmena, cuya concejalía de Movilidad y Medio Ambiente está en manos de Inés Sabanés (exPCE y ahora en las filas del partido ecologista Equo), quiere endurecer os escenarios previstos por el equipo de Ana Botella. Si ya estuviera en marcha la nueva normativa, hoy no podrían circular los vehículos con matrículas impares. Tampoco las motos, que Sabanés ha incluido y estaban exentas por sus valores menos contaminantes en la ordnanza de Ana Botella. El equipo de Sabanés se basa en estudios de vontaminación de motores de moto anteriores a 2008 para prohibir también el uso de los vehículos a dos ruedas en la ciudad.
La nueva ordenanza está en fase de discusión de alegaciones y pasará a pleno en las próximas semanas. Noviembre está siendo un mes anormalmente caluroso y anticiclónico, un fenómeno que se conoce como «el veranillo de San Martín». Las condiciones de Madrid, flanqueada por una sierra, producen una fakta de renovación del aire que propicia lo que expertos y ciudadanos llaman «la boina», visible desde hace días desde las proximidades de la ciudad. Cada día miles de vehículos acceden desde la periferia a la almendra central de Madrid, mayoritariamente vehículos diesel según los estudios, lo que propicia valores altos de contaminantes como el ozono o el dióxido de nitrógeno, que hoy causa la alrma ambiental.
A cambio de todas estas restricciones al tráfico de vehículos el Ayuntamiento asegura que proporcionará transporte público a todos los ciudadanos de la capital. Corporación municipal y Comunidad de Madrid andan precisamente estos días a la gresca por la financiación del Consorcio egional de Transportes. Las medidas de Carmena y Sabanés tienen un coste diario de varios millones de euros.