La psicosis que se vive tras los atentados yihadistas ocurridos en París el pasado 13 de noviembre ha alcanzado a la Policía Municipal de Madrid. En la última reunión del Comité de Seguridad y Salud, un órgano que está formado por la Administración y los sindicatos conforme a la representación obtenida en las elecciones sindicales, el CPPM (Colectivo Profesional de Policía Municipal) solicitó al Ayuntamiento equipar a sus agentes con armas de larga distancia.
«Queremos armas largas para defendernos del yihadismo, no para combatirlo. No tiene sentido enfrentarnos con una pistola a un terrorista con un 'kalashnikov', que dispara 500 balas por minuto», afirma Julián Leal, secretario de difusión del CPPM. Desde el sindicato, entienden que sus agentes municipales están «desprotegidos» ante la amenaza terrorista y «expuestos» a un ataque en los controles rutinarios de identificación que realizan «cada día» junto a la Guardia Civil o la Policía Nacional. Para su petición, el sindicato no duda en apoyarse en las palabras pronunciadas por el presidente de Francia, François Hollande: «Se trata de que todos podamos actuar en el mismo espíritu y con la misma fuerza».
Otro de los motivos por los que solicitan este tipo de armamento es por su implicación en las 'operaciones jaula'. Cuando se activa este protocolo los cuerpos de seguridad acotan y cierran un área específica y no dejan salir a nadie de ella. «La Policía Municipal participa junto a la Policía Nacional cuando se activa la 'operación jaula' y no puede ser que mi agente esté en inferioridad de condiciones que un 'nacional' en este tipo de casos», prosigue Julián Leal.
«No tiene sentido hacer frente a un kalashnikov con una pistola»
Para el CPPM es de «vital importancia» que el Ayuntamiento apruebe una petición que ya «aceptaron» en su día ciudades como «Mallorca, Melilla o Manises». De todos modos, el sindicato recalca que el nuevo armamento sería «sólo para algunas unidades específicas» y que no pretenden «ir armados hasta los dientes, sólo es una cuestión de seguridad». Además, «comprenden» que un arma larga «requiere» una formación. «Repito, no queremos salvar al país del yihadismo. Sólo queremos estar preparados para defendernos de cualquier ataque terrorista y para ello también necesitamos una formación de armas largas», sentencia Julián Leal. El gobierno de Manuela Carmena ve «innecesaria» la petición y ha «rechazado» la propuesta.
Chalecos compartidos
Los desencuentros entre la Policía Municipal de Madrid y el Ayuntamiento de la capital vienen de lejos. De hecho, el caso de las armas largas no es ni mucho menos el primer motivo de confrontación entre ambas instituciones. «El gobierno de Carmena nos ha mentido. Nos prometió chalecos antibalas y todavía no hemos recibido ninguno. En principio, a comienzos de 2016 llegará una primera partida de 500 chalecos, por lo que tendremos que compartirlos, y aún así no alcanzarán para todos los agentes. Se espera que en 2017 todos los agentes municipales tengamos protección antibalas», confirma Julián Leal. La amenaza de un atentado terrorista vuelve a aparecer en el horizonte de la reivindicación.
El enfado del CPPM con el Ayuntamiento de Madrid proviene de una promesa incumplida. «Nos manifestaron que el ahorro derivado por la retirada de 135 vehículos de 'renting' iba a ser destinado a la adquisición de los chalecos. Al final, la primera remesa de esta protección es de una partida presupuestaria del gobierno anterior. ¿Dónde están los 28 millones de euros que se han ahorrado con vehículos?», pregunta el secretario de difusión del CPPM.
Policías corredores
Una de las consecuencias de suprimir el 'renting' de 135 coches policiales es que muchas unidades «no tienen» vehículo para desplazarse. «En muchos distritos es imprescindible que las patrullas tengan un coche para desplazarse. En la actualidad, hay muchos agentes que realizan su servicio a pie, que reciben un reclamo a un kilómetro de distancia y tienen que ir corriendo al lugar del suceso», finaliza Julián Leal.
Las tres peticiones o quejas de la Policía Municipal de Madrid tienen, según los propios agentes, un fin único: defenderse del yihadismo. ¿Psicosis o una reivindicación lógica? Para el Ayuntamiento de la capital de España la cosa se acerca más a la psicosis.