Era el último día de la UCS y sus miembros se despidieron como nacieron, con polémica e impopularidad entre los ciudadanos madrileños. La unidad de antidisturbios local detuvo a los dos polémicos titiriteros que realizaron apología del terrorismo y ahorcaron a un juez de trapo durante una actuación infantil en el Carnaval de Madrid. A pesar de no presentar síntomas de violencia, fue la UCS quien se encargó de realizar las detenciones. La mala prensa persigue a una unidad que siempre ha estado vinculada con los desahucios durante la etapa de crisis económica.
Durante la obra, uno de los títeres exhibió una pancarta con el lema 'Gora Alka-ETA', entre otras acciones, que motivó la posterior detención de los responsables del espectáculo por parte de la unidad creada en su día por el ex edil Alberto Ruiz-Gallardón. Esta última actuación no hace si no acrecentar los sentimientos encontrados que gran parte de los madrileños tienen hacia la unidad especial.
Pero no fue el único servicio prestado. Los agentes de la Unidad Central de Seguridad demostraron que su labor iba más allá de participar en desalojos. La UCS1, que ya ha dejado de operar, evitó una batalla campal entre miembros de bandas latinas rivales en el Carnaval de Madrid celebrado en el barrio de Tetuán, según fuentes policiales.
A pesar de conocer su desaparición, los agentes de la Unidad UCS1 mostraron el máximo respeto por su profesión al lograr interceptar una información e impedir que ocurriera una tragedia. “Teníamos conocimiento de que varias bandas latinas se habían dado cita en Tetuán para pegarse. Al final, gracias a la intervención de la UCS la pelea no fue a mayores y se quedaron en simples reyertas disueltas con éxito”, explica un policía municipal.
Una ‘muerte’ anunciada
Hace menos de una semana, el concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, Javier Barbero, informó a los sindicatos policiales que la UCS iba a quedar disuelta en un plazo máximo de dos meses. Era la confirmación de una muerte anunciada. La unidad estaba en el punto de mira del Consistorio y su eliminación era uno de los principales objetivos del equipo de gobierno de Manuela Carmena a su llegada al poder.
“Quieren crear una Policía de paz y amor”, declara un agente municipal. En los grupos sindicales no ha sido bien recibida la noticia de la disolución de la UCS. El CPPM (Colectivo Profesional de Policía Municipal) ha convocado una concentración el próximo 16 de febrero en la Plaza de la Villa para protestar por la desaparición de la Unidad Antidisturbios Local. Para el sindicato la decisión supone “retroceder 30 años en el tiempo”, e invitan a todo el gremio policial a participar y decir “basta ya” a la Dirección de la Policía.
Dentro de dos meses desaparecerá la unidad número dos y se creará un nuevo grupo de apoyo a las unidades de los distritos. Por su parte, los agentes de la unidad uno podrán pedir una de las 37 plazas en la unidad número dos o ir en comisión de servicio a los distritos madrileños.