Cristina Cifuentes (Madrid, 1964), con 35 años militando en el PP, se convirtió en las pasadas elecciones autonómicas en la apuesta del presidente del Gobierno en funciones y del PP, Mariano Rajoy, para tratar de conservar el Gobierno en la Puerta del Sol, y ahora, ocho meses después, es la encargada de tomar las riendas del PP de Madrid tras la dimisión de Esperanza Aguirre.
Y lo hace, no como a ella le hubiera deseado, a través de un congreso abierto, elegida directamente por los militantes, sino mediante la gestora nombrada por la dirección del PP que le tocará dirigir hasta que se convoque el próximo Congreso regional, un cónclave donde podrá presentarse como candidata.
Cifuentes se afilió a Alianza Popular cuando tenía tan sólo 16 años y poco a poco ha conseguido llegar a ser una de las figuras más reconocidas del partido en Madrid y en el resto de España, sobre todo, desde que es presidenta de la Comunidad de Madrid, donde gobierna gracias al apoyo de Ciudadanos.
En los años de Universidad Cifuentes fue representante de los estudiantes en el claustro y en el consejo social. Tras acabar su licenciatura en Derecho y sacar las oposiciones en la Complutense se presentó a las elecciones al Parlamento Europeo en puestos inferiores a finales de los 80.
Ya en los 90, concretamente desde 1991 a 2012 fue diputada de la Asamblea de Madrid, seis legislaturas en las que desempeñó más de una decena de cargos, entre ellos, los de vicepresidenta primera. Dentro del partido en la región ha conseguido ser miembro del Comité de Dirección, del Comité Ejecutivo y de la Junta directiva regional, así como presidenta del Comité de Derechos y Garantías.
No obstante, no fue hasta su nombramiento como delegada del Gobierno en Madrid en enero de 2012 cuando su protagonismo aumentó ante la ciudadanía. Ya en sus primeras entrevistas ante la prensa algunos la acabaron llamando 'la roja del PP' porque reconoció que era agnóstica, republicana, favorable al matrimonio homosexual y contraria a la frustrada reforma del aborto de Alberto Ruiz-Gallardón.
Siendo delegada, desde el punto de vista político, ha aguantado críticas de 'fuego amigo' llegadas del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, como cuando desde el Gobierno regional se impulsó una campaña para limitar las manifestaciones en la Puerta del Sol, algo que apoyó la alcaldesa de entonces, Ana Botella.
También tuvo fuertes desencuentros con el Consistorio madrileño por la actuación de Policía Nacional y Municipal en el caso del Madrid Arena y con la Comunidad sobre sus competencias en la aprobación del Plan de la Cañada Real o sobre su gestión en el caso del pederasta de Ciudad Lineal.
Ahora como presidenta de la Comunidad de Madrid, y sin mayoría absoluta, el diálogo que la caracteriza la viene acompañando no sólo con los grupos de la oposición en el Parlamento madrileño, que la están 'poniendo a prueba' con textos de normas alternativas y comisiones de investigación, sino también con la institución de la Alcaldía de Madrid, presidida por Manuela Carmena, con la que ya se ha reunido en ocasiones.
Cristina Cifuentes es una mujer aficionada a Twitter –aunque desde que es presidenta de la Comunidad tiene menos tiempo para dedicarle– y a las motos. Precisamente, su pasión por las dos ruedas le pasó factura el 20 de agosto de 2013, cuando sufrió un grave accidente y casi fallece.
Tras varios meses de recuperación, Cifuentes reapareció y volvió a negar, una vez más, por activa y por pasiva estar en la carrera política del Gobierno regional, como ha hecho hasta ahora cuando le preguntaban por la dirección del PP de Madrid. «Cuando llegue el momento, lo abordaré», ha repetido en distintas ocasiones. Mientras tanto, como ya hizo al frente de la Delegación, ha asegurado estar trabajado por y para los madrileños.
Y así lo demuestran los «cero» días que se ha cogido de vacaciones –ella y su equipo– desde que llegó a la Puerta del Sol, ni siquiera en Navidad. Su entorno lo sabe bien, da lo mismo la hora que sea: Cifuentes convoca reuniones a las 15 horas o a medianoche. Lo suyo, como ha dicho, es «vocación de servicio».