A las 09.30 horas el sindicato CPPM había convocado una manifestación en la plaza de la Villa, donde se iba a reunir la Comisión Municipal de Seguridad, para protestar contra la gestión de Javier Barbero y la eliminación de la UCS. Al final, la reivindicación se ha tornado en un aluvión de insultos y golpes al coche del delegado de Salud, Seguridad y Emergencias de la ciudad.
A la salida de la reunión, los cientos de policías municipales que allí se encontraban han perseguido al edil en un recorrido que ha tenido que acabar a 400 metros de la Plaza Mayor. Allí, Javier Barbero se ha refugiado en un restaurante de la calle Bordadores para esperar al coche oficial. Al llegar el vehículo, el concejal ha salido escoltado y acompañado por Andrés Serrano, director de la Policía Municipal. Ambos han sido despedidos entre insultos, pitos, abucheos y puñetazos al coche.
Desde el CPPM «niegan» que se haya agredido al concejal ni a ninguna periodista, como han afirmado algunas agencias y destacan que la concentración ha sido «un éxito». La manifestación estaba encabezada por el CPPM, pero también han asistido miembros del CSIT y del CSIF, aunque como rezaba la nota de la convocatoria, ninguna de estas organizaciones lo ha hecho bajo ningún símbolo sindical. La única bandera que ha aparecido durante la protesta es la española.
Los agentes querían mostrar su desacuerdo por la inminente eliminación de una de las dos Unidades Centrales de Seguridad (UCS), las cuales han prestado unos «brillantes servicios», según los sindicatos, que a su vez acusan al equipo de Gobierno local de querer suprimir las unidades por «el mero hecho de llevar casco y escudo».
El equipo de Gobierno que dirige Manuela Carmena ha decidido eliminar una de las dos unidades conocidas popularmente como 'antidisturbios', creadas en 2003 bajo el mandato de Alberto Ruiz-Gallardón, para reforzar las unidades de distrito.
Este último percance entre los sindicatos policiales, no hace sino tensar más la cuerda entre los agentes y el área de Seguridad del Ayuntamiento. A pesar de todo, el consistorio sigue firme en su idea de convertir a la Policía Municipal en un cuerpo que no provea de servicios a la ciudadanía y no la controle. Aunque para los sindicatos esto se traduzca en un convertir al cuerpo en «una especie de ONG».