El joven que llevó a la enfermería a la joven fallecida en el Madrid Arena Katia Esteban, Pablo Estrada, ha asegurado este martes durante su declaración que la trasladó hasta la enfermería y que la dejó en el suelo porque se lo dijo «un hombre con traje y canoso» que había dentro del botiquín, pero que no vio a nadie que atendiera a la joven, que falleció tras ser aplastada en la avalancha.
Así lo ha afirmado Estrada en la Sala Cero de la Audiencia Provincial de Madrid, donde también ha asegurado que antes de acudir a la enfermería realizó la reanimación cardiopulmonar a Esteban. En la enfermería pudo ver «a una chica sentada en una camilla y a un chico con sangre en la cara», ambos lesionados de la avalancha. Estrada se quedó fuera de la enfermería.
El testigo ha relatado que cuando consiguió salir, intentó ayudar a personas a liberarse de la avalancha. Entonces vio a «varias chicas en el suelo», y las intentó levantar.
Accesos cerrados
También ha testificado Marina Márquez, quien ha indicado que al lado del vomitorio en el que se produjo la avalancha había accesos cerrados con candados. «Tanto el lado izquierdo como el derecho estaban cerrados», ha afirmado. Respecto a cómo se produjo la avalancha, ha asegurado que la gente que estaba en la pista principal se volcó hacia ellos. Márquez se quedó en el inicio del vomitorio, al lado de la pared, junto a una amiga «y el resto del cuerpo totalmente aplastado».
No recuerda el tiempo exacto en el que estuvo aprisionada en la avalancha, pero fue liberada por asistentes a la fiesta. Una vez salió del vomitorio, el personal de Seguridad le dijo que se alejaran de allí. Márquez ha señalado que en el vomitorio «había mucha agresividad por parte de la gente». «No había compasión, ya que si te pisaban, mala suerte», ha relatado la testigo.
Marina Márquez trabajaba en una tienda en la que se vendían entradas para la macrofiesta de Halloween del 1 de noviembre de 2012. Según ha señalado eran «uno o dos tacos» de 20 entradas cada uno. Además ha indicado que las entradas se retiraron días antes de la macrofiesta. Por su parte, Ana Peinado ha asegurado en su declaración como testigo, -donde han primado los «no recuerdo»-, que ella se quedó con la entrada del festival, algo que le pareció «raro».
«Puro azar»
Miguel Lorente, asistente a la fiesta que estuvo haciendo botellón en las inmediaciones del Madrid Arena, ha señalado que decidió salir por el vomitorio de la avalancha por «puro azar».
En contra de lo señalado por Márquez, Lorente ha afirmado que las entradas laterales de la pista sí estaban abiertas. Cuando estaban comenzando a salir, empezó a notar empujones hasta que cayó al suelo y fue liberado gracias a un asistente a la fiesta.
Tras ayudar a algunas personas a abandonar el tapón humano, Lorente acudió junto a sus amigos a una sala en la que estuvieron «unos quince minutos», y desde la que vieron pasar a miembros de Seguridad que llevaban a «chicas desmayadas». Respecto a las entradas, ha indicado que tras cogérsela un miembro de Seguridad para pasar al recinto, la echaron a una caja negra.
Paula Jerez, también asistente a la macrofiesta, ha indicado que ella entró al recinto con una entrada individual aunque sus amigos accedieron con una grupal «para unas ocho personas». Ha afirmado que ni le registraron el bolso, ni le pidieron documentación y cree recordar que tampoco le pidieron la entrada.
«Como estar en el infierno»
Jerez ha dicho que era «horrible» la cantidad de personas que había en el pabellón. Además ha señalado que en el vomitorio se quedó «en el medio», aprisionada entre personas por delante y detrás. «Era como estar en el infierno, había zapatos por el suelo, gente chillando… era horroroso», ha relatado la testigo.
Una vez fuera de la avalancha, Jerez se quiso acercar a una joven que había visto en el suelo y dijo a miembros de Seguridad que ayudaran, «que había gente muriendo», y a ella le dijeron que se fuera de allí porque «no pintaba nada».
En la sesión de este martes también ha testificado el que fuera novio de Carmen Rodríguez, amiga de tres de las fallecidas (Katia, Rocío y Cristina), Daniel Martín. El joven ha asegurado que decidieron salir de la pista porque la situación era «muy agobiante» y acudieron al vomitorio «agarrados como en medio círculo». En un momento dado, se vieron atrapados, sin posibilidad de salir. Fue entonces cuando «la gente comenzó a hundirse ya que no había espacio para apoyar los pies y andar de forma normal».
El testigo ha asegurado que sintió «mucha presión» hasta que consiguió ser liberado por un chico que estaba también en la avalancha. Carmen Rodríguez consiguió salir «un poco», aunque se quedó en la avalancha. Daniel Martín ha confirmado que la puerta del lateral del vomitorio fue «echada abajo» por todo el personal de la avalancha y que vio a personal con chaleco amarillo ayudando «de manera muy descontrolada».