La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha restado hoy valor a las declaraciones del supuesto cabecilla del caso Púnica David Marjaliza que incriminan en el caso al consejero Jaime González Taboada, al que ha respaldado bajo la advertencia de que cesará si se le cita como investigado.
En su declaración ante el juez, el empresario y presunto cerebro de la trama aseguró que el consejero y 'número tres' de Cifuentes está entre los supuestos perceptores de comisiones ilegales y 'mangoneaba' con las ayudas del programa de inversiones Prisma en su etapa de director general autonómico.
En declaraciones a los medios en la sede del Gobierno, la presidenta autonómica ha defendido que lo importante no es lo que diga un presunto delincuente, sino el juez, del que ha afirmado que espera que actúe rápido y con contundencia.
Cifuentes ha indicado que no ha hablado con Taboada, y que no tiene por qué hacerlo, por tener la «seguridad absoluta» de que si resultara imputado dimitiría él mismo, tal y como establece el código ético que firmaron todos los miembros de la candidatura del PP de Madrid antes de las elecciones regionales del pasado año.
Si no lo hace, ha advertido, ella misma lo cesará de forma «fulminante» en el «minuto cero».
«Ni Ciudadanos ni nadie va a tener que venir a decirme qué tengo que hacer si hubiera cualquier miembro de mi Gobierno imputado o investigado», ha apostillado sobre la exigencia de la formación que apoyó su investidura de que expulse a los investigados.
El propio Taboada ha vuelto a defender hoy su inocencia en declaraciones a los medios tras un acto, en las que ha asegurado que no conoce «absolutamente de nada» a Marjaliza, cuyo relato ha calificado de «incierto» y contra el que presentará acciones legales.
Las acusaciones de Marjaliza han llegado a la Asamblea de Madrid, donde el portavoz de Ciudadanos, Ignacio Aguado, ha recordado tras la Junta de Portavoces que su grupo pedirá dimisiones si hay imputados.
Tras estas declaraciones, el portavoz de Podemos, José Manuel López, ha cuestionado la actitud de Ciudadanos y ha pedido a esta formación que se plantee si puede «seguir legitimando» el Gobierno de Cifuentes después de las sospechas sobre su 'número tres'.
En sus declaraciones judiciales, Marjaliza también aseguró que pagaron «mítines, banderolas, bebidas, muchas cosas» al exsecretario general del PSOE-M Tomás Gómez cuando era alcalde de Parla a cambio de la adjudicación de «seis o siete parcelas» para la construcción de viviendas.
Sobre estas declaraciones, el portavoz del PSOE-M en la Asamblea de Madrid, Ángel Gabilondo, ha rechazado «convertir acusaciones en veredictos» y ha instado a hacer «valer los derechos» de Gómez y del resto de las personas implicadas en el sumario para defenderse.
El vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, ha reconocido sentir «bochorno y vergüenza» por las novedades «absolutamente vomitivas» del caso y ha pedido disculpas a los ciudadanos por haber mantenido en el partido a personas como Francisco Granados.
Entre otras revelaciones tras la apertura ayer de parte del sumario, hoy se ha conocido que uno de los imputados, Michael Trevor Langdon, aseguró al juez que Granados entregó dinero en metálico en su despacho en su etapa de consejero de Transportes a un intermediario para luego blanquearlo en Suiza.
También se ha sabido que el juez Eloy Velasco preguntó a Marjaliza si podía identificar las iniciales de las personas que figuran en una libreta incautada a Granados, en la que este recogía las entradas y salidas de gastos de las campañas electorales del PP.
Otro dato conocido es que Marjaliza afirmó que Granados había negociado con Esperanza Aguirre en su etapa de presidenta regional una recalificación de un terreno para hacer un «macroproyecto de chalés de lujo y campos de golf» en El Espartal (Valdemoro).
A raíz de estas acusaciones, Aguirre ha recordado que las declaraciones parten «de un señor que se supone que es uno de los principales delincuentes» y ha opinado, de forma general, que el contenido del sumario del caso le produce «bochorno, vergüenza e indignación».
EFE