Los verbos soterrar y cubrir tienen la culpa de que crezca la indignación crezca entre 443 familias que han visto como dos proyectos urbanísticos son valorados por el Ayuntamiento de Madrid de distinta manera según quien encabece la operación.
El agravio comparativo se ha producido entre el proyecto que pretende construir viviendas en las antiguas cocheras de Metro de Cuatro Camino y la 'operación Mahou Calderón'. En esta última, además del derribo del estadio Vicente Calderón y de la instalación de la fábrica cervecera también se contemplaba el soterramiento de la M-30. Pero el equipo de gobierno de Manuela Carmena ha decidido que en vez de soterrar la carretera van a proceder a cubrirla. Este pequeño detalle hubiera pasado inadvertido si días antes la propia alcaldesa no hubiera llevado al Pleno Ordinario la desestimación de otro proyecto urbanístico, por entender que cubrir unas vías de tren iba a crear un muro horizontal de seis metros de altura, algo que iba en contra del Plan General de Urbanismo.
En concreto, la cooperativa afectada es Residencial Metropolitan, cuyos intereses urbanísticos gestiona el Grupo Ibosa, que también se encarga de otras operaciones urbanísticas paradas por el Gobierno local. Juan José Perucho, director general de esta compañía, hizo referencia hace algunos días en Estrella Digital al problema que se ha formado alrededor del soterramiento de las cocheras del Metro de Madrid.
“El inicio de las cocheras está cinco metros por debajo de la calle Reina Victoria, por lo que si colocamos una losa encima estamos equiparando alturas”, se defendía Perucho de las acusaciones del Consistorio que afirmaba que esa construcción crearía un muro vertical de seis metros. Al final, las votaciones en contra del Partido Popular y Ciudadanos dieron al traste el intento del Ayuntamiento de derogar el proyecto Residencial Metropolitan, aunque como tampoco está estimado, la cooperativa se encuentra en un limbo administrativo y legal de difícil solución. “No podemos denunciar al Ayuntamiento ante los tribunales”, afirmaba el director general de Ibosa.
El inmovilismo del Consistorio tiene en vilo a 443 familias que no saben qué va a suceder con su inversión. Ahora mismo, la cooperativa ha invertido casi 40 millones de euros en la compra de los terrenos al Metro de Madrid y si la situación sigue bloqueada podrían perder hasta el último céntimo.
Cólera en las redes
La ira, el enfado y la irritación de los cooperativistas crecieron sólo cuatro días después del Pleno que por el momento ha enterrado sus esperanzas de construir en el céntrico barrio de Chamberí. El 1 de junio Carmena comparecía junto a José Manuel Calvo, delegado de Desarrollo Urbano Sostenible; Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid y Paloma Boceta, directora de la Unidad de Negocio de Patrimonio de Mahou San Miguel para presentar la operación que derribará el estadio Vicente Calderón en su 50 aniversario y la famosa fábrica cervecera.
En un principio, en el proyecto se contemplaba la construcción de dos grandes torres al más puro estilo Florentino Pérez, pero el cambio de gobierno y las protestas vecinales han trastocado todos los bocetos iniciales. En vez de esas faraónicas edificaciones se construirán pisos de ocho alturas como máximo, en los que primará la vivienda de protección oficial. Aunque el punto del proyecto que ha exasperado a las 443 familias de Residencial Metropolitan es el que hace referencia al soterramiento de la M-30. Los planes eran que esta fuera la fórmula se aplicara para esconder la madrileña carretera, pero tras valorarlo Ahora Madrid ha decidido que es mejor cubrir estos terrenos para aprovechar así parte de la estructuras de las actuales gradas del estadio rojiblanco.
El Ayuntamiento, en voz del concejal José Manuel Calvo, argumenta que cubrir en vez de soterrar la M-30 supone un menor impacto económico para las arcas municipales y que además la repercusión que tendrá en el medio ambiente también será de menor magnitud. Esta explicación no la han entendido ninguno de los cooperativistas que enseguida mostraron su frustración en las redes sociales ante lo que ellos creían que era un trato desigual.
Al final, la realidad es que el Consistorio ha rechazado un proyecto por una técnica que sin embargo ha alabado y se ha enorgullecido de realizar en otra operación como la del ‘Mahou-Calderón’. Cubrir y soterrar, dos conceptos con los que el Ayuntamiento de Madrid ‘juega’ para estimar y desestimar construcciones.
Carlos Lospitao