El Teatro de Títeres, ubicado en el corazón del parque del Retiro de Madrid, comenzó a funcionar en los años cuarenta. Se trata de un espacio cultural único en Europa, reconocido tanto a nivel nacional como internacional, que hasta ahora ofrecía una programación continuada y gratuita todos los fines de semana del año convirtiéndose así en un referente del arte de los títeres. Sin embargo, en los últimos meses ha sufrido dos cierres por orden del Ayuntamiento de Madrid y además sin una justificación sólida aparente. “No se sabe qué obras de mantenimiento son ni por qué necesitan tanto tiempo para llevarse a cabo, como tampoco se entiende por qué en lugar de cancelar la programación no se ha trasladado a otro lugar dentro del Parque, como puede ser la Casa de Vacas o incluso la explanada que rodea al Teatro de Títeres”, asegura la Unión Internacional de la Marioneta (UNIMA) en un escrito dirigido a la concejala de Cultura, Celia Mayer.
Además, no es la primera vez que el Teatro de Títeres echa el cierre. En 2015 el consistorio madrileño también suspendió la programación durante cuatro meses y alegó el mismo motivo: obras de mantenimiento. Pero tanto UNIMA como Titirilandia, asociación cultural que ha gestionado el espacio los últimos veinticuatro años, aseguran que no se llegaron a apreciar. “Aparentemente no hay ningún mantenimiento ni ninguna mejora. Tanto el público como las compañías conocemos el teatro, lo amamos, lo cuidamos y no vimos mejoras, o por lo menos no se percibieron. Se nota si has pintado una pared o no, se nota si has cambiado unas gradas o no, se nota si has quitado una pintada o no, se nota si has puesto un foco o no”, sostiene Marta Bautista, presidenta de Titirilandia.
Aunque cree que puede tratarse de una simple coincidencia, UNIMA recalca que la cancelación de la programación coincide “justo” con la finalización del contrato adjudicatario. “La cancelación de la programación coincide justo con la finalización del contrato para la gestión del Teatro de Títeres que el Ayuntamiento había firmado con la Asociación Cultural Titirilandia. Y que, a día de hoy, no se han sacado los pliegos de condiciones para sacar a concurso público la gestión del Teatro. Es decir, como el Ayuntamiento no ha sacado a concurso público la gestión del espacio, no hay nadie que pueda programar”, dice UNIMA.
Las obras no han comenzado
El teatro, de propiedad municipal, ha sido gestionado hasta ahora por entidades sin ánimo de lucro y profesionales del sector a través de concurso público. La última contratación finalizó el pasado mes de agosto y el consistorio todavía no ha convocado la nueva licitación para mantener activo el espacio. Según explica a este diario la asociación cultural Titirilandia, que ha gestionado el teatro los últimos 24 años hasta agosto, la Consejería de Cultura asegura que el cierre se debe a la necesidad de realizar obras de mantenimiento.
Las reformas todavía no han comenzado. De hecho, el contrato público para llevar a cabo las obras se encuentra en fase de licitación, tal y como apunta Titirilandia que confirma que la reanudación de la programación tendrá lugar en enero de 2017. “Si efectivamente va a realizar obras esperamos que el cierre del teatro de títeres el tiempo mínimo necesario y que no esté justificando la realización de las obras para cubrir una ausencia de programación”, afirma Marta Bautista, presidenta de la asociación que insiste en el carácter “transparente” de los procesos de contratación. “Nosotros no podemos presuponer que el Ayuntamiento haga o deje de algo porque sería un prejuicio, sin embargo, lo que sí sabemos es que no han sacado el contrato de licitación a tiempo para no interrumpir la programación”, añade Bautista.
Por cada función el Teatro de Títeres recibe entre 200 y 400 espectadores. «El teatro no se había cerrado, siempre había mantenido la programación de forma continuada. El Ayuntamiento siempre ha mantenido un compromiso continuado y firme con el público de mantener abierto este servicio que tiene carácter cultural y social», concluye Bautista que espera que el cierre sea temporal y dure el menor tiempo posible. Este diario se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Madrid para conocer su versión, pero al cierre de esta edición no ha habido respuesta.
Marina García-Rico