Esta semana se presenta como clave en el futuro y en el devenir de la Policía Municipal de Madrid. El día 26 de octubre se celebran las elecciones sindicales y la polémica ya está servida. La central UPM, que cuenta con la fama entre los otros sindicatos de gozar de la simpatía del equipo de gobierno de Manuela Carmena, ha decidido obsequiar a los afiliados que decidan ir a votar con unas gafas de realidad virtual, unos auriculares deportivos o un brazalete para llevar el móvil. “Nos parece vergonzoso en todos los sentidos», afirma José Francisco Horcajo, responsable del colectivo de Policía Municipal en CSIT y miembro de la plataforma sindical que forman el propio CSIT, UGT y CCOO.
“En UPM no dependemos de nadie más que de nuestro afiliados”, bajo este lema se presenta UPM a las elecciones sindicales del próximo 26 de octubre. Y como sólo necesitan a sus afiliados han pensado recompensar con un presente a todos los que decidan acudir a las urnas y depositar su confianza en ellos. La central entiende que estos obsequios son sólo una manera de “compensar las molestias causadas por los sindicatos con ganas de pillar aún más liberados”. Es decir, intentan enmascarar el cambio de regalos por votos con una supuesta desventaja con el resto de sindicatos a los que UPM siempre ha acusado de estar politizados.
Además, de una manera indirecta acusa al resto de centrales de que se tengan que repetir unas elecciones que tuvieron lugar hace año y medio. “Como no ha sido culpa de ellos (afiliados de UPM) ni de UPM que se repitieran las elecciones, hemos decidido que merecéis un detalle por ir a votar”, afirma el cartel donde se anuncian los regalos que conseguirán los agentes que acudan a las urnas. También apelan al sentimiento de pertenencia para motivar a sus votantes: “Siéntete orgulloso de ser afiliado a UPM”.
Donaciones
La central también ofrece la posibilidad de donar el valor del regalo a una ONG, aunque no especifica en cuánto están tasados cada uno de los objetos. De todos modos, el modelo de gafas virtuales que se anuncian en el cartel se puede encontrar en internet por 14,99 euros.
Desde la plataforma sindical formada por CSIT, CCOO y UGT tienen la certeza de que esta maniobra podría alterar el resultado de los comicios. “Ya les ha funcionado en el pasado, ¿por qué no les va a funcionar ahora?”, se pregunta Horcajo. “Normalmente suelen acudir el 50% o el 60% de sus votantes, pero siempre que han regalado algo ese porcentaje ha aumentado”, apunta el responsable del colectivo de Policía Municipal en CSIT.
Dentro del gremio entienden que la maniobra de UPM viene motivada por el temor de sufrir una sangría de votos, después de sus últimas actuaciones y decisiones que lo han colocado como una central muy cercana al equipo de gobierno de Manuela Carmena. “Creemos que UPM ha decidido emprender estas medidas por el descalabro electoral que están sufriendo y por la poca aceptación que ha tenido el acuerdo de la reducción de la jornada laboral a 35 horas”, manifiesta Horcajo.
Cuestión ética
Aun así, las centrales son reacias a afirmar categóricamente que UPM esté solicitando el voto, porque en realidad cualquiera de sus afiliados puede ir a votar, hacerlo por otro sindicato y conseguir la recompensa de las gafas 3D, los auriculares o el brazalete para el móvil, pero reconocen que “no es lo normal” y que la lógica hace indicar que ninguno hará eso. “No es que estén pidiendo un voto, pero sí están jugando con algo que pensamos que éticamente no se puede hacer y que está en el límite de la frontera de lo legal y lo ilegal”, espeta Horcajo, el cual “no descarta” emprender acciones legales contra UPM por esta artimaña.
Las elecciones sindicales del próximo día 26 de octubre se erigen como las más importantes de los últimos años debido a la gran cantidad de tensiones y disputas que se han producido entre el actual equipo de gobierno y la Policía Municipal. Algunos agentes han llegado incluso a manifestarse en contra de Javier Barbero, concejal de seguridad, y Manuela Carmena por su “pésima gestión” y por la aplicación de la jornada laboral reducida a 35 horas semanales y que contó sólo con el respaldo del 8% de la plantilla, casi todos ellos afiliados de UPM.
Carlos Lospitao