domingo, noviembre 24, 2024
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Se acabó la fiesta en el Beti Jai

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Cuando el fútbol todavía no era popular y los casinos, rezagados, no terminaban de despuntar, la fiesta en Madrid se encontraba en los frontones. Barra libre de juego, apuestas, partido y bailes. A finales del siglo XIX se construyeron cuatro canchas en la capital que entonces no superaba los 500.000 habitantes. El juego de pelota se convirtió en el evento deportivo del momento y el frontón del Beti Jai, situado en el meollo del barrio de Chamberí e inaugurado en el año 1894, en el referente. Solo le hacía competencia el Hipódromo. Pero el fenómeno murió de éxito. El Beti Jai (‘Siempre fiesta’ en euskera) ha pasado de albergar los actos sociales más importantes de la ciudad a hundirse en el olvido. El consistorio madrileño, propietario del edificio, pretende sacar adelante un plan que supone la privatización del terreno a pesar del rechazo de la ciudadanía. Las asociaciones defensoras del frontón aseguran que el equipo de Manuela Carmena “no está jugando limpio”. Denuncian que el procedimiento no ha sido transparente y afirman que el consistorio simuló el proceso de participación ciudadana puesto que, dicen, ya tenía la decisión tomada. 

La ‘capilla sixtina’ de la pelota

Pasó de todo a nada. “Imagina dos Bernabéu y dos Calderón con partido todos los días. Y con apuestas”, explica a este diario Fernando Larumbe, expelotari y miembro de la plataforma Salvemos el Beti Jai. Según cuenta el experto, fue el empresario Jose Arana, con visión de negocio, el que encargó la construcción del Beti Jai. “La Corte iba a veranear a San Sebastián. Iban al casino de Biarritz y al único espectáculo deportivo que podían acudir, además de los toros en Semana Grande, era al frontón. Tuvo un éxito. ¿Para qué esperar al verano? Le dio los planos a Rucoba y le dijo: “mejóralo””, afirma Larumbe.

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Pero a mediados del siglo XX el Beti Jai cayó en desgracia. No resistió la irrupción del fútbol, los casinos, los bingos y la persecución de la Iglesia que lo consideraba un antro de perdición. Las empresas que gestionaban las apuestas que tenían lugar en el frontón quebraron y el Beti Jai pasó entonces a ser de todo menos una instalación deportiva. Después de haber mutado en infinidad de ocasiones para ofrecer distintos usos, a cada cuál más disparatado, el edificio se encuentra ahora en ruinas. Hay que esmerarse para distinguir el estilo neomudéjar diseñado por al arquitecto Joaquín Rucoba. “Una joya arquitectónica”, dicen los expertos.

A simple vista, en el número 7 de la calle Marqués de Riscal tan solo se observa un edificio tapiado, desconchado y cubierto de vegetación. Un edificio destrozado considerado Monumento del Patrimonio Histórico de España y catalogado como Bien de Interés Cultural. Sin embargo, ni siquiera los vecinos del barrio conocen lo que se esconde detrás del cemento. “La obra arquitectónicamente es soberbia. La capilla sixtina de la pelota. Es el frontón más antiguo del mundo”, añade Larumbe. Después de años de investigaciones el expelotari acumula un auténtico archivo/museo sobre todo lo relativo a este deporte. “Es un trabajo apasionante porque te das cuenta de que Madrid ha sido vital en el desarrollo mundial de la pelota”, dice.

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Tras haber sido un taller de coches, comisaría y cárcel durante la Guerra Civil, además de una fábrica de yesos, la sociedad vasca Frontón Jai Alai trató de rescatar el Beti Jai para volver a impulsar su uso deportivo. Fue a finales de los años noventa, justo cuando Larumbe, expelotari acaba de descubrir la existencia de la cancha. Para entonces ya acumulaba kilos de documentación e información sobre el juego de pelota y el caso de Beti Jai le llamó especialmente la atención. Por eso, decidió impulsar junto a otros compañeros la plataforma Salvemos el Beti Jai para proteger la edificación y tratar de fomentar su uso. “Queremos que la rehabilitación sea integral, canónica. Queremos recuperar el edificio para jugar a la pelota, porque es su naturaleza y su esencia, pero no solo eso. Estoy harto de enseñar láminas y fotografías que muestran el uso que los frontones han tenido a lo largo de la historia. Actos culturales, actos políticos, teatro, comidas populares, mercadillos. El frontón era la plaza de los pueblos de toda España”, reitera Larumbe. Ahora el futuro del frontón depende del Ayuntamiento de Madrid, puesto que en estos momentos es el propietario.

“El Ayuntamiento no juega limpio”

Más de 30 asociaciones rechazan los planes del Ayuntamiento de Madrid. Algunas de ellas dicen incluso haberse sentido traicionadas. Tal y como explica Larumbe, el proceso de transparencia y participación ciudadana organizado por el consistorio para debatir sobre el futuro del frontón fue tramposo. “Se ha hecho un proceso de participación que no es tal y está manipulando a la ciudadanía. No digo que el Ayuntamiento haya hecho dejación de sus funciones, lo que decimos es que no está jugando limpio”, critica el expelotari.

Según la plataforma Salvemos el Beti Jai, el consistorio convocó a una serie de asociaciones el pasado mes de junio para poner en marcha el proceso de participación, pero antes de enviar las conclusiones del debate a los participantes, ya tenían preparado el Plan Especial para sacar a concurso la gestión del edificio. “El Ayuntamiento ya tenía preparado el dossier del Plan Especial. Lo sacó antes de reportarnos a nosotros los informes de la reunión que tuvimos en junio”, asegura Larumbe. Según explicó el responsable de Urbanismo, José Manuel Calvo, el consistorio lanzará a concurso público la concesión del frontón y ha anunciado que ya hay cuatro inversores interesados. “El Ayuntamiento ha dado una larga cambiada”, lamenta el expelotari. Ahora la asociación Salvemos el Beti Jai, tal y como ha confirmado a este diario, presentará las alegaciones pertinentes para evitar la privatización.

Marina García-Rico

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