viernes, septiembre 20, 2024
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Las estaciones fantasma de Cercanías Madrid

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Son las 10.00 horas de la mañana. Lo que iba a ser una estación intermedia que conectara la localidad de Pinto con San Martín de la Vega es ahora un gran bloque de cemento armado. Las ventanas y puertas están tapiadas y en la zona reina un silencio sepulcral que sólo lo rompen unos disparos lejanos que provienen de unas maniobras del Ejército. Entre los estruendos de los fusiles, la ausencia de presencia humana y el deteriorado aspecto del entorno nadie podría decir que se encuentra a tan sólo 100 metros del Parque Warner de Madrid. Pero sí, la imagen pertenece a la antigua estación Parque del Ocio y representa los excesos de una época en la que parecía sobrar el dinero público.

Escondida y casi inalcanzable, en un intento de ocultar la vergüenza de la Comunidad que invirtió cerca de 85 millones de euros en la construcción de la línea C3A que debía de unir a Pinto con San Martín de la Vega. Así es como se encuentra la parada de Cercanías Parque del Ocio. Para acceder a ella has de campar por varios metros de colinas y campo e incluso invadir una propiedad privada. El hecho de profanar la valla que separa lo público de lo privado junto con los disparos de fondo de unas prácticas militares hace que el miedo invada al individuo. El hecho de encontrarse un casquillo de bala de una escopeta de caza en mitad de uno de los andenes tampoco favorece a rebajar el temor y la tensión.

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La estación se ha convertido en un oasis y en una muestra de lo que pudo ser y no fue. Un claro ejemplo del mal uso que se hizo hace muy poco tiempo del dinero público de los madrileños. En 2002, se inauguró en medio de la nada, incluso un mes antes de que lo hiciera el objeto de su presencia, el Parque Warner. Diez años después, la Comunidad de Madrid decidió suspender la línea 3A que unía a Pinto con San Martin de la Vega y que además hacía parada en el parque temático. Sólo 190 viajeros al día y un coste anual de mantenimiento de tres millones de euros acabaron por dictar sentencia al tramo más ruinoso de la historia de Cercanías.

En la actualidad, no tiene ni aspecto de estación. Los continuos saqueos que sufrió en su interior y la gran cantidad de actos vandálicos hicieron que el gobierno regional tomara la decisión de tapiar todas las ventanas y puertas hace algún tiempo, aunque llegaron tarde porque los ladrones ya se habían llevado ascensores, marcos, hilos de cobre, megafonía… La realidad es que ahora es sólo una gran construcción de cemento con la única decoración de algunas pintadas realizadas por algunos osados que se han atrevido a saltar la valla e irrumpir en una propiedad privada.

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Un nicho de grafiteros

A tan sólo 6,3 kilómetros de allí se encuentra la otra joya de la corona del mega proyecto de la línea 3A de Cercanías que llegó a contar con 15.000 metros de recorrido, la estación de San Martin de la Vega. Su aspecto es aún más deplorable que su antecesora en el trayecto del ramal. Las pintadas invaden cada centímetro de la fachada y los signos de vandalismo siguen aún presentes a pesar de que todas sus entradas han sido tapadas con cemento. Las puertas de los cuadros eléctricos presentan claros síntomas de haber sido forzadas. Aunque lo más desolador es ver el estado en el que se encuentra la zona de los andenes.

Cables pelados colgando del techo, armazones de las escaleras mecánicas tirados a lo largo de todo el apeadero, decenas de botes de spray, una zapatilla, una sudadera pegada al suelo por un gran emplasto de pintura… Esto lo que se puede encontrar uno si decide aventurarse y trepar la colina que separa la entrada de la estación de las vías. Eso sí, el megaparking construido para una línea que no llegaba a los 200 usuarios diarios ha sido aprovechado. En una parcela de este terreno ahora se realizan prácticas de conducción para conductores de autobuses. Lo más curioso es que para delimitar esta zona de pruebas se han utilizado los propios armazones de las escaleras mecánicas.  El resumen de esta línea son casi 16 kilómetros de vía desierta, dos estaciones desvalijadas y 85 millones de inversión.

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Una estación de tránsito

La tercera estación fantasma en discordia es una mezcla de la falta de planificación de las dos primeras y una ausencia de financiación galopante. Se trata de la parada de cercanías de Mirasierra. Fomento comenzó sus obras en 2014, pero en la actualidad los únicos trenes que transcurren por sus vías sólo lo hacen para pasar de largo porque la obra aún no está finalizada. La falta de autorización de un modificado para completar el acceso del lado de Montecarmelo ha retrasado una apertura que estaba prevista para noviembre de 2015.

Este retraso no sólo ha convertido a Mirasierra en una estación fantasma, sino que también le ha convertido en una obra desierta. Ni un solo obrero en la zona que colinda con los andenes y en la que hay instalada varios barracones prefabricados y donde se puede encontrar muchos material de obra esparcido a lo largo del terreno. Sí la demora continúa el apeadero de Mirasierra puede convertirse en un objetivo para los ladrones y en un foco de vandalismo al igual que ocurrió con las de la línea 3A. De momento, el hecho estar pegada a una parada de metro (Paco de Lucía) y el estar en una zona residencial han salvado su integridad.

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Su apertura pareció estar cerca allá por el mes de junio de 2016 cuando la antigua ministra de Fomento, Ana Pastor, visitó las instalaciones y anunció que el intercambiador estaba cerca de ser inaugurado, pero la realidad es que a día de hoy no se observa ningún tipo de movimiento en la obra. Los siete millones que se han invertido hasta el momento corren peligro de engordar la lista de fracasos Cercanías.

Pero las estaciones no son lo único fantasmagórico dentro de Cercanías Madrid. También existen proyectos de nuevas líneas que han dejado túneles vacíos y huecos. Este es el caso de trayecto que debía unir Móstoles con Navalcalnero.  En 2007, se anunció el proyecto y nueve años después no está hecha ni tan siquiera la vía. La tuneladora que se usó para hacerlo ha quedado enterrada y olvidada. Ahora duerme en el subsuelo de Móstoles junto a la esperanza de muchos ciudadanos que soñaban con la línea 5A que iba a contar con seis estaciones: Avenida de los deportes, Puerta del Atlántico, Parque coimbra, Arroyomolinos-Xanadu, Pau de Navalcalnero y Navalcalnero.

Por último, en la Comunidad de Madrid también existen dos estaciones de las denominadas de trasbordo que están abandonadas. Son las de Seseña y El Tejar. La de Seseña ha sufrido el paso del tiempo y sus instalaciones se encuentran completamente en ruinas. Por su parte la estación del Tejar, que dejó de prestar servicio en 2010, ha sido devorada por el óxido y las malas hierbas.   

Carlos Lospitao

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